Liberación histórica de cóndores andinos con seguimiento satelital

Esta información será fundamental para desarrollar planes de acción destinados a la conservación de la especie.

La Dirección de Fauna del Gobierno de la provincia de San Luis llevó a cabo la liberación de dos ejemplares de cóndor andino en La Cresta, ubicados a 6 kilómetros del filo de la Costa de Comechingones en la Villa de Merlo. La particularidad de esta liberación radica en que los cóndores portan por primera vez transmisores satelitales, permitiendo un seguimiento en tiempo real de sus movimientos.

La directora de Fauna, Lara Denapole destacó que esta iniciativa es parte de un plan integral de conservación de una especie en peligro de extinción. Además de contribuir al conocimiento científico sobre el comportamiento de estos majestuosos cóndores andinos, la acción busca crear conciencia ambiental para evitar prácticas perjudiciales que ponen en riesgo la supervivencia de la especie.

Los transmisores satelitales, pequeñas “mochilitas” ubicadas en la espalda de las aves, emitirán señales a los satélites cada 10 minutos, proporcionando información crucial sobre su ubicación, actividad y hábitos.

Uno de los cóndores liberados es un macho adulto que ingresó al Centro de Conservación Vida Silvestre en enero de este año con una fractura en el ala derecha y perdigones, posiblemente resultado de un disparo. Gracias al esfuerzo del equipo de veterinarios y cuidadores, el cóndor se recuperó y pudo volver a volar.

El segundo ejemplar es una hembra joven que llegó al centro en agosto con un cuadro de anemia. Tras ser evaluada y recibir cuidados y el joven cóndor se encuentra lista para regresar a su vida silvestre.

Denapole explicó que el cóndor andino enfrenta amenazas significativas, como la destrucción de su hábitat y la caza ilegal perpetrada por lugareños que creen incorrectamente que el animal ataca a las crías de ganado. Además, el uso de venenos y agrotóxicos para controlar otras especies afecta gravemente a los cóndores, que actúan como limpiadores de ecosistemas consumiendo animales muertos y carne podrida. La liberación de estos cóndores andinos contó con la colaboración de la Fundación Cullunche de Mendoza, Eco Parque de Buenos Aires y la Fundación Bio Andina.

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