Los ucranianos de Berisso y el conflicto con Rusia
La comunidad berissense, en medio de un baile típico
Los frigoríficos de la ciudad vecina, que se instalaron en 1910, actuaron como un imán para los laboriosos y empobrecidos viajeros que llegaron al país en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX huyendo de las hambrunas y las guerras.
La comunidad ucraniana de Berisso atraviesa en estos días otra vez la incertidumbre de un posible conflicto bélico allá lejos, en el país de sus ancestros. Un territorio fértil, una enorme superficie amalgamada en nación que ocupa un punto estratégico de Europa oriental, desde donde llegan noticias poco auspiciosas. En un rincón ribereño de la provincia de Buenos Aires, cerca del puerto donde descendían los inmigrantes, esas noticias se procesan con ansiedad.
“En estos días, a nuestro templo se acercan los fieles y sus familias para buscar una palabra de alivio. Para compartir una oración. No es mucho más lo que podemos hacer desde tan lejos. La desazón a veces resulta un peso enorme. Y también el temor”, dijo Gabriel Miraz Piczaka, a cargo de la iglesia ortodoxa de Berisso.
“Ucrania tiene una idiosincrasia europea y Rusia pretende someterla a su dominio como si aún existiera la Unión Soviética. Pero la URSS cayó. La mayoría del pueblo ucraniano tiene temor a un nuevo sometimiento a Moscú”, afirmó un descendiente de ucranianos.