Cultura

Mario Vargas Llosa: historias de amor y escándalo

Los turbulentos vínculos afectivos del Premio Nobel peruano incluyeron a una tía y a una prima. Todas sus relaciones sentimentales dieron mucho que hablar.

Las mujeres más importantes de la vida de Vargas Llosa han sido familiares directas: primero, su tía, luego su prima hermana. Con ambas contrajo matrimonio. Julia Urquidi era boliviana, hermana de Olga Urquidi, casada con el tío de Mario, Luis Llosa. En la casa de ese matrimonio se conocieron el escritor y su tía política: “Estoy segurísimo, eso sí, por un episodio posterior, de que en ese primer encuentro no me enamoré de Julia ni pensé mucho en ella luego de despedirnos, ni, probablemente, después de las dos o tres veces siguientes que la vi”. Pronto comenzaron las citas clandestinas y los paseos por el malecón de Miraflores.

En sus memorias El pez en el agua, Vargas Llosa cuenta que, a fines de mayo de 1955, se reencontró en Lima con la tía Julia, cuando ella se divorció de su tío, y que en ese momento decidieron vivir juntos. Él por entonces tenía 19 años; ella era 12 años mayor. En el Perú de entonces la mayoría de edad se alcanzaba a los 21 años.

La familia de él era conservadora y ciegamente obediente a los mandatos sociales. Ellos precipitaron la boda para evitar que la familia los separara. El casamiento produjo un verdadero cataclismo, a tal punto que la pareja decidió mudarse a París, en donde él continuó sus estudios. Ella lo estimulaba a escribir, y ofrecía sus trabajos a diarios y editoriales.

En la residencia parisina solían recibir las visitas de las dos sobrinas de Julia, Wanda y Patricia, quien rápidamente terminaría ganándose el corazón del escritor, cuando la relación matrimonial de este, al cabo de nueve años, ya había comenzado a crujir. Vargas Llosa reconstruyó ese período de su vida en la novela La tía Julia y el escribidor, publicada en 1977, en donde cuenta que la pasión lentamente fue reemplazada por “una rutina doméstica y una obligación que, a ratos, yo empezaba a sentir como esclavitud”. Como parte del acuerdo de divorcio, el escritor cedió a su primera esposa los derechos editoriales de La ciudad y los perros, pero se los retiró cuando, seis años después de la separación, Julia Urquidi decidió dar su propia versión de los hechos en un libro vitriólico titulado Lo que Varguitas no dijo. Ella terminaría siendo la secretaria privada de dos dictadores bolivianos: René Barrientos y Hugo Banzer Suárez.

Hacia 1965, en Lima, se casó en segundas nupcias con Patricia Llosa, su prima hermana. Él tenía 29, ella era 10 años menor. De ese matrimonio nació su primer hijo, Álvaro. A principios de los 70 se trasladaron a Barcelona, donde nació su segundo hijo, Gonzalo, y cuatro años después, su única hija, Morgana. Patricia fue no solo su esposa, sino también secretaria y vocera. Al recibir el Premio Nobel, en 2010, el escritor dijo en su discurso: “El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años y que todavía soporta las manías, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir. Sin ella mi vida se hubiera disuelto en un torbellino caótico”.

El 12 de febrero de 1976, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez estaban presenciando una proyección privada del documental Odisea en los Andes cuando el escritor peruano propinó al colombiano un fuerte puñetazo. Fue tan inesperado que García Márquez no tuvo tiempo de reaccionar y cayó al suelo: “Caí sin conocimiento. Además, Mario tenía un anillo con el que me rompió la nariz”, contaría entonces a los medios. Cinco años antes, Vargas Llosa había escrito su tesis doctoral bajo el título García Márquez: historia de un deicidio, un análisis en profundidad en el que revela su enorme admiración por la obra del colombiano. Por eso, a todos sorprendió la agresión. La única explicación que pudo hallarse fue en una declaración lateral hecha por Mercedes Barcha, esposa de García Márquez: “Es que Mario es un celoso estúpido”. A partir de allí, el periodismo salió de cacería para encontrar la clave del enfrentamiento y encontró la siguiente explicación: Patricia se divertía con el “Gabo” más de la cuenta. Y a solas.

Pero el matrimonio de Mario y Patricia duró 50 años, al cabo de los cuales él pasaría de los escándalos familiares a los escándalos mediáticos, al casarse con Isabel Preysler, la madre de Enrique Iglesias.

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