Motociclistas se sienten atacados por las políticas para combatir motochorros
Desde las organizaciones en las que se nuclean destacan que la problemática los afecta no solo por la inseguridad, sino también por “demonización” que recae sobre ellos.
En medio de una problemática social compleja como es la inseguridad, uno de los mayores problemas en materia de delito tiene que ver con los robos de motos que luego los delincuentes utilizan para seguir con su raid. Tal es el modo de actuar de los denominados “motochorros”.
Por ese motivo, en diversas ocasiones los gobiernos plantearon medidas para tratar de frenar ese tipo de delitos; pero, según señalan desde las organizaciones de motociclistas, eso solo sirvió para perjudicarlos a ellos en diferentes aspectos.
“El problema es que se mezcla la seguridad vial con seguridad ciudadana. Por ejemplo, el uso de chalecos refractarios no sirve, porque cuando vamos en las motos se deshilacha; nos piden que estén visibles los números, pero nosotros respetamos la ley y esos datos ya están en la patente”, especificó a diario Hoy, Laura Moyano, desde la organización “Las personas no se patentan”.
En ese orden, desde la organización llevan adelante capacitaciones en los diferentes distritos de la provincia de Buenos Aires, para impartir conocimientos a los agentes municipales sobre educación vial en lo que respecta a ese tipo de vehículos, como así también para garantizar que quienes obtengan la licencia sepan conducir como corresponde.
“Nosotros lo que menos queremos es morir arriba de la moto, y en el caso del casco, si se le pega un adhesivo, el casco queda debilitado; entonces, en caso de que nos caigamos o tengamos algún accidente, podemos sufrir graves consecuencias”, remarcó Moyano.
Por eso, señala: “Las primeras víctimas de estos delincuentes somos nosotros, porque nos roban las motos y después salen a seguir cometiendo los delitos con ellas”. En este sentido, plantearon diversas opciones para poder hacer controles efectivos, sin que se perjudique a quienes usan las motos como hobbie, para trabajar o como medio de transporte.
“Es muy difícil tomar medidas cuando no conocen las motos. Lo que pasa es que se le da la licencia de conducir a cualquiera, sin saber si tiene conocimiento. Hay que constatar la idoneidad conductiva, el conocimiento y el respeto de las normas de tránsito y la percepción del riesgo, que se sepa lo que puede pasar si no se respetan las normas de tránsito”, sostuvo Moyano.
Con la propagación de estos delitos también surgió el temor entre las personas al ver acercarse una moto. Para Moyano, eso tiene que ver con un bombardeo mediático y la idea de que quienes utilizan motos se asocie a delincuentes.“Hay un tinte estigmatizante que nos perjudica, nosotros somos una comunidad muy grande y trabajamos para llevar conciencia sobre el respeto a las normas de tránsito, porque aún sigue habiendo muchas muertes evitables”, concluyó.