Ojo: no cualquier anteojo
Desde el Colegio de Ópticos de la provincia de Buenos Aires advierten sobre los perjuicios de usar lentes “callejeros”.
El comienzo de la temporada estival marca también el inicio de una serie de cuidados que en otras épocas del año pasan inadvertidos. En este sentido, desde el Colegio de Ópticos de la provincia de Buenos Aires aseguran que el cuidado de la salud visual es tan importante como el cuidado de la piel y, en este marco, advierten sobre los daños que generan el uso de lentes “callejeros” o “truchos”.
La proliferación de puestos en las calles que se dedican a la venta de anteojos de todo tipo son una constante en esta época del año, sobre todo en las localidades balnearias. Germán Píccolo, integrante de la institución bonaerense, aseguró a diario Hoy que es “superimportante” proteger la visión con gafas adecuadas, “no solo por la radiación ultravioleta, sino también por la radiación infrarroja, muy nocivas para las diferentes estructuras del ojo, como la córnea, el cristalino, incluso la retina; pueden producir problemas visuales como deslumbramientos, fotofobia o un pterigión, entre otras afecciones.
El docente y licenciado en Óptica Ocular y Optometría remarcó que la protección es necesaria, independientemente de si miramos al sol: “Tomamos más conciencia en esta época del año porque el sol se siente más fuerte, pero la utilización de anteojos es muy importante durante todo el año, sobre todo a partir de los meses de septiembre y octubre, que es cuando se produce un mayor adelgazamiento de la capa de ozono. Por ende, un mayor traspaso de la radiación ultravioleta”.
El riesgo de las gafas “callejeras”
“El riesgo de usar lentes truchos es muy alto. De hecho, muchas veces es mejor no usarlos que usarlos. Cuando tenemos una exposición de manera extrema al sol, el mecanismo que utiliza el ojo para reducir el ingreso de los rayos UV es contraer la pupila, lo que produce un menor deslumbramiento; a su vez, el entrecerrar los ojos hace que también disminuya el ingreso de luz. Cuando nos colocamos un anteojo de sol, eliminamos estos mecanismos: el párpado se abre y la pupila se dilata porque siente que puede ingresar luz. Cuando el lente no tiene los filtros para el sol, eliminamos ese funcionamiento e ingresan los rayos UV nocivos para la salud”, explicó Píccolo.
De la misma manera, señaló el especialista, el perjuicio de usar anteojos no homologados es mayor para quienes ya tienen afecciones visuales. Por eso, “es importante adquirirlos en ópticas habilitadas, donde el usuario puede exigir las obleas que certifican que la óptica está actualizada y que tiene un profesional matriculado”.
Por último, Píccolo precisó que “la utilización de anteojos para sol también es muy importante para los niños. Es algo que no tenemos incorporado. Porque si bien cada una de las estructuras del ojo tiene una cierta protección contra la radiación UV, en los más chicos, hasta los 6 o 7 años, el sentido de la vista no está completamente desarrollado.
Muchos padres cuando van a la playa lo primero que hacen es embadurnar al niño con crema para proteger la piel, con los ojos debería pasar lo mismo. Es recomendable que utilicen anteojos para sol o, incluso, una gorra o visera”.