Un particular fenómeno se hizo presente en el cielo del AMBA
Durante la jornada pasada fueron varios los vecinos que reportaron la aparición de una extraña nube con los colores del arcoíris. Según los expertos, el fenómeno poco habitual es conocido como iridiscencia.
Durante las primeras horas y el mediodía de ayer se pudo observar en el cielo del AMBA un particular fenómeno meteorológico llamado iridiscencia. El mismo, poco frecuente vale aclarar, se trata de una nube que posee los colores del arcoíris. El suceso óptico llamó la atención de varias personas, que rápidamente se volcaron a las redes sociales para, por un lado informar sobre lo visto, y por otro para consultar el por qué y el cómo sucedió ante el desconocimiento del hecho.
Según los expertos, para que aparezca esta extraña nube se necesitan una serie de variables, lo que lo vuelve algo más que especial, como los cristales de hielo que componen las nubes y la posición de la persona que observa. La nube con tonos rosados, amarillos, verdosos, y violáceos similares al arcoíris, “es una nube normal, pero es una nube del tipo cirrus, que está compuesta por cristales de hielo y gotitas muy pequeñas. Y se dio la casualidad que la nube está en un lugar que forma cierto ángulo específico con el Sol y eso hace que se produzca una difracción de la luz que produce que los rayos luminosos se descompongan en colores”, remarcó Cindy Fernández, meteoróloga y comunicadora del Servicio Meteorológico Nacional.
Algunas de las zonas donde se pudo observar con claridad fueron, según los vecinos, diferentes barrios de la Ciudad de Buenos Aires, y localidades del conurbano bonaerense como Boulogne o San Martín, y hasta en ciudades como Cañuelas. “La luz solar incide sobre las partículas de la nube, sobre los cristalitos de hielo principalmente. Es muy difícil de ver porque es un fenómeno que no suele durar mucho tiempo”, agregó la experta, que luego remarcó: “Tienen que coincidir muchas cosas, que la nube esté en un lugar específico respecto a los observadores, que las nubes tengan el tamaño de los cristales y gotas adecuado y que el Sol esté en un determinado lugar”. Es por esto mismo, que explicó que una persona “rara vez” se encuentra en el lugar específico para verlo. “Es complejo de ver porque además tiene que coincidir el ángulo específico del Sol y nosotros nos estamos moviendo continuamente. Como nos movemos no dura mucho tiempo, unos minutos nada más. También a medida que la nube y el ángulo se mueven, dejamos de ver el fenómeno”, concluyó Fernández.