2 de abril

Un platense que indaga en los silencios de Malvinas

El abogado Jerónimo Guerrero Iraola presentará en abril Tecnologías de la impunidad, su investigación sobre las violaciones a los Derechos Humanos cometidas contra los soldados conscriptos.

Este 2021, el abogado y magíster en Derechos Humanos Jerónimo Guerrero Iraola cumplió una década al frente de la representación legal del Centro de Ex-Combatientes Islas Malvinas La Plata (Cecim La Plata). Desde 2011, junto a Laurentina Alonso, encabeza la querella contra la impunidad en la causa en que se investigan las torturas y graves violaciones a los Derechos Humanos de 95 miembros de las Fuerzas Armadas durante la guerra de Malvinas.

A 39 años del conflicto bélico, en la jornada de conmemoración del Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas, Jerónimo Guerrero Iraola dialogó con diario Hoy sobre su trabajo.

—¿A qué llamás en tu libro “tecnologías de la impunidad”?
—Llamo “tecnologías de la impunidad” a un dispositivo político-burocrático diseñado e implementado por la dictadura cívico-militar antes de finalizada la guerra y, sobre todo, con mayor potencia una vez finalizado el hecho bélico para lograr que quedaran impunes los hechos de tortura que se habían cometido en perjuicio de los soldados conscriptos por parte de los miembros de las Fuerzas Armadas.

—¿Cuál fue el origen de tu inves­tigación?
—El libro es el corolario de un proceso de investigación que llevó varios años, que incluyó la lectura de documentación desclasificada por el poder Ejecutivo nacional en el año 2012, con el informe Rattenbach, y en el año 2015, cuando a partir del Decreto 503 se desclasificaron los archivos relativos a Malvinas y al conflicto bélico del Atlántico Sur.

—A 39 años del conflicto bélico, ¿creés que todavía hay silencios sobre Malvinas?
—Sí, totalmente. Todavía queda muchísimo por hacer. Malvinas está en una fase de juicios por la verdad, de reconstrucción de los marcos analíticos desde donde se la aborda social y culturalmente. Como siempre sostengo más allá del libro, la dictadura nos alejó de Malvinas, de la lógica de integración regional, de la diplomacia. Nos alejó, en clave geopolítica, de la posibilidad de encontrar en el archipiélago, y sobre todo en el océano Atlántico y en la bicontinentalidad de la Antártida, una vía al de-sarrollo humano, con justicia social.

—Hablar de Malvinas, podría decirse, no es “solo” hablar de Malvinas.
—Claro. Hay que entender que los crímenes que se cometieron durante la guerra, como las torturas y los tratos inhumanos degradantes para con los conscriptos, tenían que ver con cómo las Fuerzas Armadas estaban formadas. Es decir, estaban formadas en la doctrina de la Seguridad Nacional para reprimir lo que regionalmente se había caracterizado como el enemigo interno y no para la defensa. Esto queda de manifiesto con la aseveración que hace Benjamín Rattenbach al definir a la guerra de Malvinas como una aventura militar. Es decir, que no estaban preparadas para eso sino para la represión y el exterminio.

—¿Cuál es el estado de la causa iniciada en 2007?
—La causa avanza, lentamente, pero avanza. Ya tiene 4 procesados sobre 95 militares denunciados por 105 casos o hechos, y tiene 120 denunciantes que han sido víctimas. Durante el mes de abril se van a sustanciar tres indagatorias más. Esperamos que rápidamente la Justicia le dé una impronta que implique un avance significativo porque entendemos que hay pruebas suficientes. En el libro doy cuenta de la prueba que está reunida para fundamentar y apoyar el planteo judicial. Es una base para poder avanzar en el proceso de memoria, verdad y justicia.

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