cultura

Una artista multifacética que pasó de la gloria al olvido

Elisabeth Chéron, siendo apenas veinteañera, fue la cuarta mujer en ser admitida en la Academia de Pintura de Francia, pero también descolló como escritora y música.

Pertenecía a una dinastía de artistas loreneses; la variedad de sus dones asombró a su época. Tocaba el laúd y el clavicordio con distinción, tradujo poemas del hebreo y rimó majestuosamente una Aventure de cerises renversées. Sin embargo, fue en el grabado, en el cuadro histórico y, sobre todo, en el retrato donde dio pruebas de su auténtico talento. Muchos hombres ilustres le propusieron matrimonio, pero ella se negó hasta que sorprendió a sus amigos al casarse con Jacques Le hay, “El Ingeniero del Rey”. Luego de su matrimonio ella fue conocida como Madame Le Hay.

Elisabeth Sofía Chéron nació en París en 1648, hija de Henri Chéron , quien era pintor, poeta y músico, por lo que recibió la educación en el taller de su padre. A los 22 años, fue admitida en la Real Academia de Pintura y Escultura, bajo la protección del pintor Charles Le Brun y con la presentación de su autorretrato como pieza de ingreso. Fue la cuarta mujer en ser admitida en esta Academia, ya que tres ingresaron la década anterior, Catherine Girardon y las dos hijas de Louis Boullogne: Madeleine y Geneviève. La membresía femenina en esta época era solo honoraria y no tenían derecho a votar ni a ocupar puestos administrativos en la academia. De las 25 mujeres admitidas en la sociedad entre los siglos XVII y XVIII, solo cuatro eran italianas; las demás eran francesas y no asistían a las reuniones.

Según afirmó Clara Erskine Clement,“su gusto exquisito en la composición de sus temas, la gracia de los pliegues de las telas y, sobre todo, el refinamiento y la espiritualidad de sus pinturas fueron las características sobre las cuales se basó su fama”. Entre sus retratos se destacan el del músico real Jacques Morel (fl. 1700-1740) y el de la poeta Antoinette Deshoulières. Su dibujo del retrato de la escritora Madeleine de Scudéry sirvió posteriormente de base para el grabado realizado por otros artistas. La Scudéry fue la primera mujer francesa nombrada para la Accademia dei Ricovrati, conocida por su anterior sobrenombre de “Safo”, autora de obras como Un descendimiento de la Cruz.

Uno de los pasatiempos favoritos de Elisabeth Chéron fue la música, tocaba el laúd y el clave, poseyó una importante colección de instrumentos musicales, que servían tanto para ella como para sus estudiantes, su familia y sus amigos. El inventario instrumental nos ofrece pruebas sólidas de que su salón fue un centro de actividad musical. Aunque no compuso en realidad música, sus salmos proporcionaron textos para composiciones de dos célebres músicos: Baptiste Drouard de Bousset (1662-1725) -quien incursionó en el salmo como un air spirituel para tiple y bajo continuo-, y Antonia Bembo quien puso música a los siete Pseaumes de la Pénitence, agrupados en una sección del Essay.

Su nombre aparece en cartas y poemas escritos por y sobre mujeres relevantes, recopilado por el historiógrafo real Claude-Charles de Vertron en el siglo XVIII: La Nouvelle Pandore ou Les femmes illustres du siècle de Louis le Grand, obra en la que se resalta su desempeño en los círculos de mujeres eruditas que poblaron su siglo, sus múltiples talentos artísticos, y su salón musical que siguió los pasos de los famosos centros de reunión de los grupos de précieuses y femmes savantes.

Gran parte de sus obras están en paradero desconocido y sólo se conocen a través de copias o grabados posteriores. Sin embargo, pueden encontrarse cuadros suyos en Musée du Louvre, la Bibliothèque nationale de France, el Musée des beaux-arts de Rouen, el Musée Condé de Chantilly, el Städel Museum en Frankfurt y Museo Pushkin de Moscú.

En sus últimos años de vida Elizabeth recibió una pensión de Luis XIV. Falleció a los 63 años y fue sepultada en la iglesia de San Sulpicio, París. Las siguientes líneas están escritas bajo su retrato en la iglesia: “La insólita posesión de dos exquisitos talentos hará de Chéron un ornamento de Francia para todos los tiempos. Nada salvo la gracia de su pincel puede igualar las excelencias de su pluma”.

Noticias Relacionadas