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Una científica platense desarrolla esponjas a partir de plumas de pollo

La investigación se dio en el marco de su tesis de maestría que presentó en la Facultad de Ingeniería de la UNLP. El estudio demostró una gran capacidad de absorción de contaminantes.

Una investigadora de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) aprovecha los residuos de la industria avícola y desarrolla esponjas de queratina con una gran capacidad de absorción de contaminantes como los hidrocarburos.

El trabajo de la profesional se dio en el marco de su tesis de maestría, presentada en la Facultad de Ingeniería de la UNLP, y obtuvo un diez de calificación por la originalidad de su trabajo, el cual abre nuevas perspectivas para la mitigación de impactos ambientales causados por derrames industriales.

La especialista señaló que las plumas de pollo representan aproximadamente entre un 5-7 % del peso del animal y están conformadas en un 90-91 % de queratina, que es una proteína de origen animal, y se caracteriza por tener una alta resistencia térmica, buenas propiedades mecánicas y repeler el agua.

“A nivel mundial, se estima anualmente una producción de 8,5 billones de toneladas de residuos de pluma. Y, contemplando que prácticamente no se da un buen tratamiento, es un grave problema ambiental. En Argentina esta tendencia se mantiene, porque los niveles de producción y consumo de carne de ave son muy altos y, por ende, genera altos niveles de este desecho”, afirmó Orjuela Palacio que es Dra. en Ciencias Exactas de la UNLP e investigadora del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimento.

Para obtener queratina hidrolizada soluble, Orjuela Palacio aplicó distintos métodos que incluyen la reducción (con sulfuro de sodio) e hidrólisis (con hidróxido de sodio). Estos métodos se destacan por tener rendimientos entre el 80 y 96% dependiendo de las condiciones del proceso aplicadas (temperatura, tiempo, concentración del agente químico).

Por otra parte, desarrolló un método para la obtención de esponjas a base de queratina de plumas de pollo, que implica el uso de agentes reductores y desnaturalizantes menos contaminantes y más económicos como el aminoácido L-cisteina y la urea, entre otros.

Estas esponjas son materiales porosos, de color blanco y cilíndricos. “Los cortamos en forma de disco y podemos darles distinta altura. No tienen tanto olor como la mayoría de los derivados de queratina. Resisten altas temperaturas sin deformarse ni perder su estructura”, detalló.

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