cultura

Una pionera de la aviación mundial

La norteamericana Amelia Earhrt nació hacia fines del siglo XIX, y se convirtió en una leyenda por su osadía y su espíritu aventurero.

Un vuelo efectuado en 1919 definió su vocación y Amelia Earhart obtuvo su licencia de aviadora ese mismo año. Atravesó el Atlántico, como pasajera, con Wilmes, Stulz y Edward Gordon; repitió sola la travesía al poco tiempo con un “Lockhead” de 400 CV. Más adelante llevó a cabo el enlace California-Honolulú y se adjudicó el récord mundial femenino de velocidad. Estas hazañas la hicieron popular con el apodo de Miss Lindbergh. En 1937 emprendió la vuelta al mundo, piloteando un bimotor y llevando como tripulante a un especialista: Fred Noonan. Lo cierto es que después de una primera escala de la travesía en el Pacífico no se volvió a saber de ella.

Nacida en 1897 en Atchison (Kansas), Amelia Earhart desde joven mostró un espíritu aventurero que la llevó a lograr grandes hazañas en la aviación. Ayudó a establecer y se convirtió en la primera presidenta de Ninety-Nines, una organización de mujeres piloto que promueve la causa de las mujeres en la aviación. Amelia ya era leyenda antes de que el monoplano Lockheed que pileteaba con Noonan como segundo de bordo desapareciese sin dejar rastro el 2 de julio de 1937 en el transcurso del vuelo entre Lae (Nueva Guinea) y la pequeña isla de Howland, un atolón coralino situado en mitad del Pacífico, entre Papúa Nueva Guinea y Hawái, donde iba a repostar en su planeada vuelta alrededor del mundo. Si completaba el itinerario de 46.670 kilómetros se iba a convertir en la primera mujer en circunnavegar el planeta. Pero eso no sucedió. Tras unos 35.000 kilómetros recorridos, el avión dejó de emitir señales y nunca fue hallado.

“Señora Earthart, permítame una pregunta”, la encaró un periodista en alguna oportunidad. “¿Por qué se arriesga de esta manera?”. Ella respondió lacónicamente: “Porque quiero”. Ocurrió durante la conferencia de prensa que se realizó en Nueva York el 12 de febrero de 1937. Amelia tomó su primera lección de vuelo en 1921 y seis meses después, con la ayuda financiera de su madre y su hermana, compró su primer avión: un Kinner Airster biplaza, amarillo brillante, de segunda mano, al que bautizó The Canary”. Al año siguiente, estableció su primer récord de vuelo femenino en ese avión, cuando ascendió a una altitud de 14,000 pies.

Amelia se convirtió en una celebridad a la altura de las estrellas de Hollywood, fue una ferviente defensora de los derechos de las mujeres y promovió activamente la participación femenina en la aviación. Su valentía e incansable espíritu aventurero inspiraron a generaciones a seguir sus sueños, desafiando las convenciones sociales de la época.

El 2 de julio de 1937, despegó hacia la isla Howland, en el Pacífico, pero nunca llegó a su destino. A pesar de una minuciosa búsqueda, ni ella ni su avión fueron encontrados, convirtiéndose en uno de los mayores misterios de la aviación. Antes de partir, Amelia la había escrito una carta a su marido donde le decía: "Quiero que sepas que soy plenamente consciente de los riesgos a los que me enfrento. Hago esto porque quiero. Las mujeres tenemos que intentar cosas, al igual que los hombres. Si fallamos, nuestro error puede convertirse en un desafío para otras”.

A principios de este año, un equipo de arqueólogos submarinos y expertos en robótica marina pertenecientes a la empresa de exploración oceánica Deep Sea Vision anunciaron a la prensa un posible avance en la resolución del misterio. Utilizando imágenes de sonar, una tecnología para mapear el fondo del Pacífico mediante ondas sonoras, el equipo ha detectado una anomalía, a más de 4.877 metros de profundidad, que se asemeja a un pequeño avión. Se cree que podría corresponder al pequeño Lockheed Electra que Amelia piloteaba. La expedición está a cargo del CEO de Deep Sea Vision, Tony Romeo, un ex oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea que ya lleva desembolsados 11 millones de dólares, obsesionado con el caso.

Noticias Relacionadas