Visita pueblos junto a sus perros y sus recomendaciones son tendencia

Una van equipada, una cámara, tres perros y el espíritu de aventura es todo lo que Guido Rodríguez necesita para salir a las rutas y encontrar la magia en sitios que quizás muchos no conocen por estar inmersos en la vorágine de la cotidianidad.

En diálogo con Hoy, el hombre de 31 años repasó qué es lo que lo atrae de su última propuesta: recorrer pueblos de la provincia de Buenos Aires en los que residen menos de 1.000 habitantes. Desde allí recopila, entre otras cosas, fotos aéreas, videos, charlas, historias, información del pueblo y datos curiosos.

—¿Qué es lo que llama tu atención de los pueblos pequeños?

—Se vive una paz total, ya que no existen los ruidos vehiculares que acostumbramos a escuchar en una ciudad. También la calidez y la amabilidad de sus pobladores.

—¿Cuál es la reacción de los pobladores de esos lugares cuando te ven llegar y registrarlo todo?

—Al principio es de sorpresa, ya que nadie llega a hacer turismo y menos en una camioneta blanca. Después, en general, charlo con algunos vecinos y siempre hay buena predisposición para ayudar y colaborar en lo que necesite.

—¿Considerás que debería haber algún tipo de “intervención” del Estado para fomentar el turismo en estos sitios?

—Sería importante volver a “activar” las estaciones y las líneas ferroviarias, así los pueblos vuelven a estar conectados con las ciudades. Es una manera de ayudar a los comerciantes locales y al turismo en general.

—¿Dónde encontrás la clave para que ese contenido sea tan consumido y demandado?

—Me gusta la tranquilidad absoluta que se vive en estos pueblos, la calidez de su gente y que no exista la inseguridad. Es común ver las puertas abiertas de las casas y bicicletas sin candados. Y tal vez a la gente le gusta ver este contenido porque es otro tipo de turismo. Muestro las diferencias entre vivir en un pueblo y en una ciudad en voz de sus pobladores.

—¿Qué le recomendarías a alguien que quiere salir a hacer una recorrida similar?

—Que no lo piense tanto y se mande a recorrer. Hay cientos de pueblos, a pocos kilómetros de Capital Federal o las grandes ciudades, donde se puede respirar otro aire y donde te reciben muy bien.