Más de 2.000 centros de salud cerrados por la crisis económica en Afganistán

El colapso en el sistema sanitario dejó al menos 23.000 trabajadores sin trabajo. Al mismo tiempo, la Organización Mundial de la Salud advirtió que la mitad de los niños corren riesgo de desnutrición y calificó la situación como un "rápido declive" de la asistencia sanitaria.

El sistema sanitario está al borde del colapso en Afganistán, donde al menos 2.000 centros de salud ya cerraron debido a la falta de liquidez a la que se enfrenta el país, advirtió un alto responsable de la Cruz Roja. "La gente aceptará trabajar sin sueldo durante unas semanas más", advirtió Alexander Matheou, director para Asia y Pacífico de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), en una conferencia de prensa en Kabul. "Pero cuando no haya medicamentos, ni electricidad, ni nada que ofrecer a los pacientes, cerrarán", añadió, informó la agencia de noticias AFP. Devastada por décadas de guerra e intervencionismo de Estados Unidos y sus aliados, la economía afgana se encuentra en parte paralizada desde que los talibanes recuperaron el poder a mediados de agosto, debido al congelamiento de la ayuda internacional y de los activos afganos retenidos en el extranjero. Sin la financiación internacional, muchas ONGs, que hasta ahora habían sido la principal fuente de financiación del sistema de salud, se quedaron sin dinero o tuvieron que abandonar sus operaciones.

"Esto es lo que paraliza el sistema de salud", explicó Matheou después de una visita de cuatro días a Afganistán. "Más de 2.000 centros de salud han cerrado" y alrededor de 23.000 trabajadores sanitarios, de los cuales 7.000 son mujeres, no reciben su salario o tuvieron que dejar de trabajar, precisó. Al respecto, la Organización Mundial de la Sadul (OMS) precisó que solo el 17% de los más de 2.300 establecimientos de salud que anteriormente apoyaba el Banco Mundial están en pleno funcionamiento, dos tercios de los cuales se quedaron sin medicamentos esenciales. Sin embargo, el coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Afganistán, Gaetan Drossart, se reunió este jueves con el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Amir Kahn Muttaki, y reiteró al Gobierno provisional de ese país que los empleados de MSF continuarán prestando sus servicios en Afganistán.

El Gobierno provisional de Afganistán, a su vez, agradeció a la organización la prestación de servicios humanitarios y garantizó a su personal que trabaja en Afganistán su seguridad y asistencia en caso de necesidad. Devastada por décadas de guerra e intervencionismo de Estados Unidos y sus aliados, la economía afgana se encuentra en parte paralizada desde que los talibanes recuperaron el poder a mediados de agosto, debido al congelamiento de la ayuda internacional y de los activos afganos retenidos en el extranjero. Sin la financiación internacional, muchas ONGs, que hasta ahora habían sido la principal fuente de financiación del sistema de salud, se quedaron sin dinero o tuvieron que abandonar sus operaciones. "Esto es lo que paraliza el sistema de salud", explicó Matheou después de una visita de cuatro días a Afganistán. Frente al empeoramiento de la situación, la OMS detalló que está trabajando con los donantes para mantener los centros de salud a fin de prevenir brotes y enfermedades en aumento en el país centroasiático. La OMS también alertó sobre el "rápido declive" de la asistencia sanitaria en Afganistán, donde los casos de sarampión y diarrea se dispararon y la poliomielitis se convirtió en un "riesgo importante". La respuesta a la Covid-19 también disminuyó y casi la mitad de los niños del país corren riesgo de desnutrición, advirtió la agencia sanitaria de la ONU.

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