Reforma monetaria: Cuba tuvo su “día cero”

Con el comienzo de 2021, La Habana dio inicio a la más compleja de las transformaciones de las últimas tres décadas. El proceso de unificación de sus dos monedas implica una serie de reajustes del entramado económico.

En la historia cubana, el 1º de enero de 2021 quedará rubricado como el “día cero” de la reforma monetaria y cambiaria, al hacerse efectiva la implantación de la moneda única, el peso cubano, a una tasa de cambio de 1 dólar a 24 pesos. El peso cubano convertible (CUC), cuyo valor era equivalente a un dólar estadounidense, desaparecerá de la circulación dentro de seis meses. Ese complejo proceso de unificación trae implícita una serie de reajustes económicos que, dentro y fuera de Cuba, los especialistas coinciden en señalar como las reformas más significativas en las últimas tres décadas.

Anunciada en el año 2013 y postergada, la puesta en marcha definitiva de este proceso se produjo en el aniversario número 62 de la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro. Más allá del reforzamiento de las sanciones por parte del gobierno de los Estados Unidos, la reforma encuentra a Cuba atravesando las diversas dificultades económicas que acompañan la pandemia de Covid-19.

Además de la eliminación de una serie de distorsiones provocadas fundamentalmente por la diversidad de tasas de cambio existentes, la medida tendrá un fuerte impacto en el entramado económico y social. Esta actualización del modelo socialista cubano trae implícito un reajuste salarial, de las pensiones, retirada de subsidios y un incremento de los precios de bienes y servicios, que se multiplicarán. La “Tarea Ordenamiento” –término oficial que identifica a esta medida– supone, además, la actualización de las plantillas laborales, el cambio de denominaciones de billetes de pesos cubanos (CUP) y la subida de precios de los productos básicos que se ofertan por la cartilla de racionamiento, vigente desde 1962.

El “día cero” llega con la aprobación de economistas y la propia población del país. Sin embargo, pese al incremento de ingresos que supone la anunciada aplicación de una reforma salarial y de las prestaciones de la asistencia social, los especialistas no soslayan que el mayor peligro que puede traer el final de la dualidad monetaria y cambiaria es la inflación.

Noticias Relacionadas