Tras dejar París, la caravana antivacunas llega a Bruselas

Cientos de vehículos avanzan rumbo a la capital de Bélgica. Las autoridades anunciaron que tomarán medidas y evitarán perturbaciones al tránsito

Cientos de vehículos que participan en la marcha antivacunas dejaron la región parisina ayer en dirección a Bruselas, mientras la capital francesa seguía bajo un fuerte despliegue policial.

Cerca de 450 vehículos salieron por la mañana del domingo desde los alrededores de París, donde habían pasado la noche, rumbo a Bruselas. Allí tienen previsto manifestarse en el día de hoy.

Las autoridades belgas prohibieron cualquier manifestación en la capital de Bélgica “con vehículos motorizados” y anunciaron que tomaron medidas “para impedir el bloqueo” de la ciudad y sus afueras.

El movimiento se inspira en la protesta contra las medidas sanitarias de camioneros canadienses que tiene paralizada a Ottawa, la capital del país norteamericano, desde hace dos semanas.

Durante el fin de semana, la llamada “caravana de la libertad” reunió miles de personas en los Campos Elíseos, el emblemático centro de la capital que ya fue escenario hace unos años de las concentraciones de los llamados chalecos amarillos.

Si bien la mayor parte de la concentración se realizó con tranquilidad; hubo enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, incluyendo gases lacrimógenos cerca del Arco del Triunfo y multas a casi 400 personas por “participar en una manifestación no autorizada”.

“Iremos a Bruselas para intentar bloquear, para luchar contra esta política de control permanente”, dijo a la agencia France Presse Jean-Pierre Schmit, un desempleado de 58 años de Toulouse participante de la caravana francesa.

Las fuerzas de seguridad detuvieron a 97 personas y multaron a 513, según un balance oficial dado en las últimas horas por la Policía.

“Estamos perdiendo nuestras libertades poco a poco, de forma muy insidiosa”, añadió Sandrine, una mujer de 45 años residente en Lyón.

El movimiento antivacunas, que suele manifestarse cada domingo, ha protagonizado algunas protestas violentas en la capital belga. El pasado 23 de enero, la marcha de unas 50.000 personas en contra de las medidas para frenar la pandemia acabó con graves disturbios y actos de vandalismo. La Policía, en aquella oportunidad, respondió utilizando cañones de agua y gases lacrimógenos.

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