Hoy en las elecciones de Brasil

Bolsonaro y Lula ya votaron en Brasil en una jornada en que "se define el modelo de país"

El gigante de Latinoamérica definirá hoy quién dirigirá sus destinos durante los próximos cuatro años. Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro protagonizarán el balotaje. Cuáles son las estadísticas del país vecino.

Vanesa Ábalos

Enviada especial

Hoy Brasil define una disputa entre dos modelos de país propuestos por los candidatos: Luiz Inácio Lula da Silva, dos veces presidente y representante del Partido de los Trabajadores (PT), y Jair Bolsonaro, actual primer mandatario y dirigente del Partido Liberal.

Los dos candidatos llegan al balotaje luego de una primera vuelta reñida en la cual Lula obtuvo el 48,43% de los votos, mientras que Bolsonaro alcanzó el 43,2%, según los datos del Tribunal Superior Electoral (TSE).

El mandato presidencial en el país latinoamericano dura cuatro años y permite solo una reelección. En este marco es en el cual Bolsonaro busca un segundo período de gobierno.

Según el organismo electoral, actualmente Brasil cuenta con 156.454.011 votantes, que, de acuerdo con la Constitución Federal, deben hacerlo obligatoriamente desde los 18 hasta los 69 años. El voto es opcional para los analfabetos, los jóvenes entre 16 y 17 años y para los mayores de 70 años.

El presidente del TSE, el ministro Edson Fachin, informó antes de la primera vuelta que los números demuestran “la fuerza cívica de la ciudadanía” y corresponden al mayor electorado registrado en la historia de Brasil.

Por otro lado, luego de las primeras elecciones, hubo más de dos millones de jóvenes entre 16 y 18 años que se inscribieron al padrón.

Además, los naturalizados brasileños deben inscribirse en la Justicia Electoral para recibir la documentación pertinente para emitir el sufragio.

El electorado brasileño está distribuido en 5.570 municipios, además de 181 ciudades en el exterior. La votación en la primera vuelta se realizó en 496.512 colegios electorales distribuidos en 2.637 zonas electorales.

Los brasileños que viven en el exterior también deben cumplir con sus obligaciones electorales. En este sentido, son más de 12.000 los que están habilitados para votar en la Argentina, que dentro de Latinoamérica es el país con el mayor padrón electoral.

Lisboa, la capital de Portugal, es la ciudad con más electores en el exterior, con 45.200 ciudadanos habilitados. Le siguen Miami (Estados Unidos) con 40.100, y Boston, otra ciudad estadounidense, con 37.100.

Los distritos con más electores dentro del país vecino son San Pablo, Minas Gerais, Río de Janeiro y Bahía.

El camino al balotaje

El sistema electoral en Brasil es diferente al de la Argentina. Mientras que la Constitución Nacional establece que el 45% es el porcentaje mínimo de votos (o al menos, 40% de los votos y una diferencia porcentual mayor a 10 puntos) que debe obtener un presidente electo; en Brasil el balotaje se activa si el ganador no alcanza la mayoría absoluta de los votos, es decir, si no supera el 50%.

Según los datos arrojados por el Tribunal Superior Electoral, el conteo final de votos de la primera vuelta arrojó que Lula da Silva mantuvo el 48,43%, es decir, 57.259.504 votos; y Bolsonaro sostuvo el 43,2%, con 51.072.345 votos. La diferencia fue de 6.187.159 votos.

El líder del Partido de los Trabajadores obtuvo el récord histórico de sufragios para un candidato en una primera vuelta y superó al mandatario actual en 14 de 27 estados; mientras que Bolsonaro ganó en 12 estados y en Brasilia, la capital federal (ver página 5).

Los restantes votos fueron para la candidata del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), Simone Tebet, con un 4,18%, y Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), consiguió un 3,05%. La expectativa está en qué candidato recibirá la mayoría de estos sufragios.

El voto electrónico, una herramienta segura para los electores

“Tenemos una historia de casi 26 años sin fraudes, porque hay una transformación continua y sistemática”. Esto dijo Giuseppe Janino, uno de los creadores de la urna electrónica en 1996.

Los votantes brasileños utilizan desde 1996 este dispositivo que comenzó a implementarse de manera progresiva, y en el año 2000 el país completo ya elegía a sus representantes de esta forma, sin boletas de papel de ningún tipo.

Ante la evidente diferencia de acceso a la tecnología entre clases sociales altas-medias y bajas, Janino expresó que en el país vecino “donde hay menos recursos es dónde más se invierte en tecnología”.

El sistema fue insistentemente desprestigiado por Jair Bolsonaro, quien elaboró un informe que, según el Tribunal Superior Electoral (TSE) estaba plagado de “falsedades y mentiras”.

El presidente habló de un mal funcionamiento del método de voto debido a que “obtuvo menos del 60% de los votos”, teoría que los analistas descartaron al argumentar que Bolsonaro podría desconocer una derrota ajustada.

No obstante, las autoridades electorales no niegan los riesgos que implica la utilización de este sistema informático para el proceso electoral, por lo que realizan una actualización de los programas cada dos años.

En adición a los controles periódicos, y en respuesta a los reclamos del candidato del Partido Liberal, la Justicia Electoral brasileña formó una comisión de transparencia, ante los reiterados cuestionamientos de Bolsonaro. Esta comisión está compuesta por varios representantes de la sociedad civil, que incluye universidades y también miembros de las Fuerzas Armadas.

También se informó que se han multiplicado por seis el número de urnas que son testadas en el día de las elecciones. Y, como si fuera poco, también se decidió implementar un último paso adicional para certificar la seguridad de esos test.

Los mismos se realizan con la participación de 15 instituciones brasileñas, que incluyen la Policía Federal, la Fiscalía, el Colegio de Abogados y los partidos políticos participantes del proceso electoral.

Los técnicos del TSE diseñaron la urna como un ordenador que no tiene la capacidad de conectarse a alguna red, a internet o a cualquier otro ordenador o móvil, por lo tanto es mayor aun la dificultad para hackear el sistema.

“Cualquier intento de ataque provoca un efecto dominó, que bloquea el sistema y bloquea el equipo, así como cualquier intento de ejecutar software no autorizado en la máquina de votación electrónica resulta en el bloqueo de la operación” explicaron desde el TSE, al mismo tiempo que agregaron que “los intentos de ejecutar software oficial en hardware no certificado darán lugar a la cancelación de la aplicación”.

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