En 2016, 450 establecimientos bajaron sus persianas
Crisis lechera: cierra un tambo cada 20 horas
Durante el año 2016 bajaron sus persianas 450 establecimientos lecheros en el país, tendencia que se incrementó en el primer bimestre de 2017. Alrededor de un millar de plantas pueden desaparecer en lo que queda del año
La industria lechera se encuentra atravesando una de las crisis más graves y severas de toda su historia debido a la cantidad de productores que están al borde de la quiebra y el número de establecimientos que cierran. Según datos proporcionados por el Observatorio de la Cadena Láctea, durante el año pasado bajaron sus persianas 450 establecimientos lecheros a lo largo y ancho del país, lo que da un promedio de un tambo a la venta cada 20 horas.
Este panorama se agrava si se tiene en cuenta que, según la entidad rural, la tendencia negativa se incrementó en el primer bimestre de 2017, cuando 85 plantas lecheras del territorio nacional cerraron sus puertas. De cara al futuro, el escenario tampoco es positivo, ya que se estipula que sin una ayuda oficial concreta pueden llegar a ser 1.000 los tambos que desaparezcan en lo que queda del año.
De acuerdo a cifras oficiales, existen hoy en nuestro país alrededor de 8.000 establecimientos lecheros, con lo que si el pronóstico del probable cierre de un millar de plantas llegara a concretarse, el 12% de los tambos desaparecería, dejando a la actividad al borde de la cornisa.
Otros datos sirven también para graficar la crisis tambera, como el hecho de que el 50% de la leche producida en nuestro país es procesada por solo tres empresas, concentrándose así la industrialización en pocas manos. A eso se le agrega que la producción láctea cayó durante 2016 un 35%, y que el 45% de la producción nacional está aglutinada en ocho empresas.
Para sumarle más complicaciones a este panorama, durante los últimos 12 meses la producción primaria de leche se redujo un 14,2%, el número más alto de los últimos 50 años, afectando principalmente a los pequeños y medianos productores. Además, la industrialización de leche alcanzó los 8.966 millones de litros, un 16,83% menos que en 2015, mientras que las exportaciones cayeron un 50,72%.
Abandono oficial
La desidia y apatía mostrada por las autoridades nacionales para brindar soluciones concretas al sector acrecienta las críticas de los productores.
En diálogo con diario Hoy, el referente de la Unión General de Tamberos (UGT), Matías Peluffo, señaló que “la crisis que comenzó en 2015 se profundizó fuertemente en el último año, sin que desde el Gobierno se tomaran medidas para alivianar la situación de los tamberos, lo que hace que estén cerrando alrededor de diez establecimientos por semana”.
Para el dirigente rural, “a esto le tenemos que agregar el problema de una inflación sin control que hemos sufrido todos los tamberos, como cualquiera del resto de los ciudadanos, a lo que se le sumó una caída en los precios internacionales de alrededor del 20% y un aumento de los costos en el mercado interno de cerca del 50%, porque muchos de nuestros insumos son en dólares”.
“Es una crisis muy profunda y sin contención por parte del Gobierno, el cual no destinó recursos para contener todos los tambos que cerraron, sumándose a esto las
inundaciones que hubo en las zonas centrales, como Santa Fe, que es el lugar con más tambos del país. Todo esto hace que la actividad se vuelva inviable para el productor”, resaltó Peluffo.
La falta de respuestas del Ejecutivo nacional oscurece el panorama de los productores lecheros al corto y mediano plazo, quienes se encuentran consternados frente al descenso de la actividad lechera y la contracción del mercado.
Un accionar sin control estatal
Con un mercado que cada vez se concentra en menos manos, la industria lechera se ha convertido en la última década en un negocio por demás rentable para los intermediarios, que son los que forman los precios, y en un desastre generalizado para los productores que reciben una miseria por el producto.
Al no existir un control por parte del Gobierno sobre la actividad, puede verse que, al poder actuar casi al margen de la ley, las grandes usinas lácteas y los supermercados resultan los grandes ganadores del sector, con dos grandes perjudicados: el productor y los consumidores.
De acuerdo a diversos estudios realizados por las entidades que aglutinan a los tamberos, existe por estos días una diferencia del 482% entre lo que recibe el productor y el precio del producto en góndola, ya que mientras el tambero recibe $4,50 por litro de leche, en los supermercados el valor del producto no baja de los $20.
Según cálculos efectuados por el Observatorio de la Cadena Láctea, el supermercado tiene hoy una rentabilidad en la venta de leche de alrededor del 60 o 70 por ciento, mientras que el productor está yendo a pérdida o, en el mejor de los casos, iguala el precio de la producción del litro de leche. De este modo se consuma un desfasaje que hace que los consumidores paguen cada vez más caro el precio del producto.
Hasta el día de hoy no se ha podido sentar a los dueños de los supermercados y a la cadena de comercialización en una mesa de diálogo con los productores y la industria. El gobierno de Cambiemos prometió que iba a tratar de hacerlo, sin embargo todavía no lo ha logrado. Mientras tanto, el bolsillo de los ciudadanos paga la diferencia.
Cifras de un escenario en franco declive
482% es la diferencia entre lo que recibe el productor y el precio del producto en góndola
50% de la leche es procesada por solo tres empresas
45% de la producción nacional está concentrada en ocho firmas
35% cayó la producción láctea durante 2016
8.000 tambos existen hoy en territorio nacional
1.000 establecimientos lecheros pueden desaparecer en lo que queda del año
450 tambos cerraron sus puertas el año pasado
85 plantas lecheras cerraron sus puertas en el primer bimestre de 2017