El Estado nacional reprimió nuevamente a jubilados

En el día de ayer, adultos mayores, acompañados por organizaciones sociales, se movilizaron en el Congreso por el veto de Javier Milei a la ley de movilidad.

Mientras el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, exponía ante el Congreso, las calles cercanas al recinto se convirtieron en escenario de una violenta represión por parte de las fuerzas de seguridad del Gobierno nacional.

La Prefectura Naval Argentina activó el protocolo antipiquetes y dispersó violentamente a los manifestantes, en su mayoría jubilados, que protestaban contra el veto de Javier Milei a la ley de movilidad jubilatoria. Los incidentes comenzaron cerca de las 16 en las intersecciones de Rivadavia y Combate de los Pozos, cuando los efectivos de seguridad arrojaron gas lacrimógeno para dispersar a quienes reclamaban una mejora en sus ingresos.

La protesta tenía como eje central el rechazo al veto presidencial, que impedía la aplicación de una ley que beneficiaba a los jubilados. Esta normativa establecía que el haber mínimo no debía ser inferior al valor de una canasta básica para un adulto mayor, calculada en $285.000 pesos, según el Indec. Pese a ser un avance para los jubilados, la ley fue vetada oficialmente por el Gobierno, lo que desató la indignación y movilización de sectores afectados.

La represión escaló cuando Gendarmería formó un cordón sobre la avenida Callao, cerca de las 16:45, avanzando para desmantelar la protesta. En menos de una hora, la movilización fue sofocada, con 27 heridos y dos personas trasladadas de urgencia, según fuentes médicas presentes en el lugar. Esta no fue la primera vez que los jubilados enfrentaron represión; apenas una semana antes, otro operativo similar tuvo lugar cuando intentaron cortar la avenida Rivadavia.

Esta escena refleja la crisis social y económica que arrastró La Libertad Avanza desde su asunción y que parece no retroceder, sino todo lo contrario, acelera a fondo sin importarle los sectores más vulnerables de la sociedad que quedarán en el camino. Los jubilados, que reclaman condiciones de vida dignas, se convirtieron en el blanco de una creciente represión que evidencia el conflicto entre la ciudadanía y las decisiones del Ejecutivo.

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