El fatídico legado de Sabbatella en la Afsca

El exfuncionario K dejó una triste herencia en su paso por la función pública. Aumento en la plantilla, descuentos militantes, parálisis de expedientes opositores y deudas millonarias fueron algunos de los desmanejos del dirigente en el organismo estatal

Uno de los dirigentes kirchneristas que más denuncias sumó en su paso por el gobierno fue el exinterventor en la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), Martín Sabbatella, quien dejó el organismo público con un tendal de deudas y oscuros manejos que lo llevan a dar cuenta de su accionar en la Justicia.

Cuando asumió la conducción de la autoridad de aplicación allá por octubre de 2012, Sabbatella agarró un nuevo órgano creado por el gobierno de Cristina Kirchner para hacer cumplir su fallida Ley de Medios. Ello llevó a que se cometieran un sinfín de tropelías en el organismo con el dinero público, que le ocasionaron al Estado nacional un rojo profundo. 

Al término de su gestión, el organismo contaba con un pasivo mensual de tres millones de pesos y había dejado deudas con diferentes proveedores por más de cinco millones de pesos, lo que volvía virtualmente inoperable al Afsca, y llevó a que el Gobierno de Cambiemos conformara el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) para reemplazarlo.

Otra situación que ha llevado a que desde Tribunales se lo esté investigando es la inmensa cantidad de “ñoquis” que hizo entrar a la autoridad de aplicación, la mayoría de ellos pertenecientes a Nuevo Encuentro, el partido político creado por el moronense. De los 721 registrados en 2011 se pasó a los 1.320 que había a comienzos de este año, es decir, un crecimiento del 83% de la planta de empleados.

Accionar desolador

Sabbatella a cometió una serie de evidentes desatinos que muestra como usó la Afsca para provecho personal. Un caso fehaciente es la retención del 8% del sueldo que les hacía a los nuevos empleados en concepto de aporte partidario para Nuevo Encuentro.

De acuerdo a lo que consta en un expediente judicial, en sus poco más de tres años al frente del organismo, el partido del exintendente de Morón se habría hecho algo más de 11 millones de pesos provenientes del secuestro ilegal de parte del salario de los empleados para financiar sus campañas políticas.

Otro dato llamativo fue el otorgamiento de un millonario subsidio de $2.500.000 a la Asociación Civil Cine en Movimiento de su ciudad natal, ligada políticamente a la municipalidad que en esos momentos conducía su aliado, Lucas Ghi.

A eso hay que sumarle que por cuestiones políticas y por no sumarse de lleno al armado político que intentaba consolidar el kirchnerismo en los medios de comunicación, se paralizaron más de 14.000 expedientes que podían establecer nuevas radios en el éter, a la vez que se consolidó un sistema ilícito de frecuencias a lo largo y ancho del país para hacer oír el relato K, lo que llevó a que proliferaran en territorio nacional más de 5.000 radios ilegales.

Con un perfil alto, manifestado en los últimos días durante las marchas a favor de la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, Sabbatella es un fiel reflejo de la utilización de los organismos del Estado nacional para beneficio político propio. 

Ahora deberá rendir cuentas a la Justicia por su desordenado accionar en la función pública.

En defensa de los amigos del poder K

Una de las constantes durante el mandato de Sabbatella en la Afsca fue su labor a favor de los grupos mediáticos que defendían acaloradamente la gestión del gobierno de Cristina Kirchner.

El caso más perverso fue la ayuda brindada desde el organismo al Grupo 23, que conducían los empresarios kirchneristas Matías Garfunkel y Sergio Szpolski. Desde subsidios millonarios para sus medios hasta licitaciones de frecuencias de radio y televisión para el holding K, fueron constantes.

Según consta en una denuncia presentada ante la Justicia, el Grupo 23 habría recibido de la Afsca más de cinco millones de pesos entre 2014 y 2015. Además se le habrían concedido casi una docena de señales para poder seguir armando sus medios gracias a los recursos ilimitados que se le daban desde el poder central.

Lo más llamativo del caso es que todas estas concesiones se hicieron sin contar con las autorizaciones pertinentes y con la desaprobación de los integrantes de la oposición en el directorio del organismo, que marcaban las incongruencias a la hora de quitar o dar frecuencias.

Según remarcan las nuevas autoridades de Cambiemos en el Enacom, durante la gestión de Sabbatella la Afsca estuvo sumergida en un constante desorden administrativo, una extrema judicialización por la aplicación discrecional de normas, la ausencia de control efectivo y la falta de diálogo con los diferentes actores y operadores del sector.

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