El peronismo bonaerense cierra filas buscando sostener la unidad

Kicillof, Massa y Máximo Kirchner encabezaron las negociaciones por una lista de unidad. En medio del ajuste nacional, buscan acordar antes del cierre del 19 de julio. Técnicos y apoderados se reunieron contrarreloj en La Plata para darle forma a un frente forzado y lleno de tensiones internas.

En la recta final hacia el cierre de alianzas electorales, Axel Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner se reunieron durante cinco horas en la Gobernación bonaerense para delinear la estrategia con la que el peronismo intentará sostenerse en las legislativas del 7 de septiembre. Sin foto ni comunicado, hubo un acuerdo implícito: es tiempo de acordar, aunque sea por necesidad.

El encuentro se dio tras el congreso del PJ en Merlo, que ratificó la unidad dentro de Unión por la Patria. Sin embargo, el clima interno es tenso. “Está todo atado con alambre”, reconocen desde los propios sectores impulsores del armado. La urgencia responde tanto a la fragilidad del espacio como al avance de Javier Milei, cuyo ajuste golpea con fuerza en el conurbano.

En la cumbre se repasó el impacto del deterioro económico: caída del consumo, cierre de fábricas, despidos, tarifazos y la asfixia financiera de la Provincia por la eliminación de transferencias nacionales. En ese contexto, los tres referentes coincidieron en que mostrar cohesión es clave. Pero la disputa real es operativa: cómo repartir espacios en las listas, qué nombres impulsará cada sector y cómo se conformará la Junta Electoral del frente.

La mesa de negociación quedó en manos de Verónica Magario y Gabriel Katopodis por el kicillofismo; Mariel Fernández y Federico Otermín por el cristinismo, con Máximo Kirchner como articulador. En paralelo, los apoderados de cada sector —entre ellos Carlos Bianco, Facundo Tignanelli, Gerónimo Ustarroz y Sofía Vanelli— se reunieron en las últimas horas del martes en la Gobernación para traducir en letra chica lo conversado entre los líderes.

El contexto empuja al PJ a cerrar filas. La amenaza de La Libertad Avanza en la Legislatura preocupa más que nunca: no solo podrían perder bancas, sino también capacidad de veto. Por eso, más allá de las diferencias internas —el rol de La Cámpora, el lugar del massismo, el liderazgo de Kicillof—, la prioridad es evitar una fractura que los debilite aún más. Esta vez, saben que no hay margen para el error.

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