El Presidente llegó al CCK caminando desde la Rosada

El reloj marcaba las 11 de la mañana y en Buenos Aires había un sol radiante, anticipando el calor del verano. Media hora antes del horario oficial en el que debía arrancar el acto, el helicóptero de Presidencia de la Nación aterrizó en Casa Rosada, a unos 200 metros del Centro Cultural Kirchner (CCK), donde ya estaba todo listo para el homenaje por los diez años del fallecimiento de quien fue jefe de Estado entre 2003 y 2007, Néstor Kirchner.

Más temprano, en los alrededores del CCK comenzaban a llegar algunos hombres y mujeres. Ya habían empezado a reunirse algunos militantes y personas con barbijos y banderas de Néstor aguardando la llegada de Fernández y de sus funcionarios.

Una pantalla y parlantes en la entrada del ex Correo Central sirvieron para que la prensa y quienes se acercaron al lugar –no demasiados, teniendo en cuenta el contexto de pandemia– pudieran ver lo que sucedía dentro del edificio, donde el Presidente recordó a Néstor en el hall del CCK, lugar donde fue puesta la estatua de bronce de dos metros de altura.

Apenas unos minutos antes de las 12, Alberto llegó caminando desde la Casa de Gobierno, y los presentes en las inmediaciones se amontonaron para intentarlo saludar y sacarse fotos. En el medio, los periodistas buscaban las declaraciones del primer mandatario mientras este seguía su camino al CCK. En medio de su advertencia de “cuidado que se van a terminar lastimando”, Fernández recordó aquel 27 de octubre de 2010 y lo que hizo apenas se enteró de la muerte de Néstor Kirchner.

“Fue un día triste, muy triste. Lo recuerdo perfectamente. Me acuerdo que me fui en el auto hasta San Isidro tres veces y volví. Solo manejando”, declaró Fernández, como ya lo había hecho otras veces.

A la pregunta de qué dejó Kirchner en los argentinos, Alberto no dudó: “Todo esto, todo el amor de mucha gente”.