IOMA, la mamá de CFK y el perverso juego de la distinta vara
El escandaloso reintegro por una operación de cadera que le hizo el IOMA a Ofelia Wilhelm, la madre de la presidenta Cristina Fernández, es motivo de investigación judicial. Mientras se espera que los responsables de la Fiscalía de Delitos Complejos de La Plata defina los pasos a seguir (durante todo enero hay feria judicial), va en aumento la indignación de los afiliados que no tienen otra alternativa que recurrir a los trámites de excepción –como el que presentó Ofelia, pidiendo el reintegro de 181 mil pesos por una operación de cadera- para que el Instituto se haga cargo de tratamientos y operaciones. ¿El motivo? En el IOMA estarían utilizando una vara totalmente diferente a la hora de analizar los pedidos de aquellos afiliados que no tienen vinculaciones con el poder político.
El escándalo por el reintegro se dio a conocer a partir de una primicia publicada por el diario Hoy el pasado 21 de noviembre. Los denunciantes fueron los auditores de la obra social que forman parte de la Asociación de Profesionales del IOMA (Apioma), cuyos titulares son los médicos Idelmar Seillant y Alejandro Chavero, quienes también fueron los encargados de hacer la presentación para que la Fiscalía de Delitos Complejos investigue las presuntas irregularidades a haber avalado el trámite de excepción impulsado por la mamá de CFK.
Cabe recordar que en el directorio de la obra social, además del presidente Antonio La Scaleia y de los representantes del Poder Ejecutivo, participan representantes de los gremios UPCN, Suteba y de los sindicatos de empleados municipales, como así también de los policías retirados.
Algunos ejemplos hablan por sí solos acerca de la existencia de afiliados VIP. Concretamente, Erica Willat es una docente de Ezeiza, viuda y a cargo de un hijo menor de edad. Padece diabetes, enfermedad que la ha afectado de sobremanera la visión, por lo que tuvo que someterse a una operación de vitrectomia con extracción de la membrana limitante Interna. La intervención se realizó el 18 de julio de 2003, en la clínica El Golf, ubicada en la calle La Pampa 1225 del barrio porteño de Belgrano. Estuvo a cargo del Dr. Emilio Dodss.
La situación de Erica era y sigue siendo apremiante. “Estaba en una situación donde el tiempo para mí era primordial ya que se jugaba mi calidad de vida. El Dr. Dodss es el mismo profesional que se atrevió, hace 12 años, a hacerme una compleja operación cuando me encontraba ciega totalmente y gracias a él logré recuperan una parte de mi visión”, dijo Erica a diariohoy.net.
Al igual que Ofelia Wilhelm, que se operó en una clínica porteña que no forma parte de la cartilla de prestadores del IOMA, Erica presentó un trámite de excepción para que el directorio IOMA le reconozca los más de 30 mil pesos que tuvo que invertir para hacer frente a los costos de la operación, dinero que había sido aportado por un familiar en calidad de préstamo. La negativa del IOMA fue rotunda, por lo que ahora tendrá que presentar un recurso de amparo para que sea la Justicia la encargada de obligar a la obra social a cubrir los costos de la operación.
El caso de María Ester Cayután, una directora de escuela jubilada, es muy similar. Padece graves problemas en la vista y debe someterse a una operación que tiene un costo de $18 mil pesos, pero el IOMA le cubre sólo una parte. Eso no es todo: después de la operación, la docente jubilada tendrá que usar lentes especiales que cuestan alrededor de $6.000. Pero el directorio del IOMA le acaba de comunicar que sólo le cubrirá $500, cuando todos los meses la obra social le descuenta $1.000.
“La desprotección es total. Cada vez que tengo que recurrir a una prestación, la obra social está imposibilitada. Es más, al igual que la mayoría de los afiliados, me veo en la necesidad de tener que pagar el plus que, pese a que es ilegal, muchos médicos cobran. Lo hago para no tener que esperar los turnos eternos que se dan en los hospitales públicos. La demora puede afectar seriamente mi salud”, dijo Maria Ester.
Agregó: “Solamente le pido al IOMA que tenga la misma consideración que tuvieron con la mamá de a presidenta. No puede ni debe haber afiliados de primera, y afiliados de segunda. Las autoridades ni siquiera quisieron atenderme cuando me hice presente en la sede del Instituto, pidiendo hablar con un responsable para hacerle conocer mi situación personal. Una secretaria me trató de muy mala manera. Acto seguido, le mostré el ejemplar del diario Hoy sobre el reintegro a la mamá de Cristina, algo que demuestra que hay plata para pagarle los tratamientos y las operaciones a los familiares del poder político. Pero para los bonaerenses de a pié, que dependemos de la obra social estatal, no hay ninguna clase de beneficios. Todo lo contrario. Hacen una diferencia entre los poderosos y aquellos que no lo son. Por eso tendré que recurrir a la Justicia e intimar al IOMA para que me cubra los anteojos y la totalidad de la operación”, concluyó María Ester.
Existirían cientos de casos como los antes descriptos, que plantean serios interrogantes acerca de los manejos de los recursos en la principal obra social de la Provincia, que este año contará con un presupuesto superior a los $15 mil millones de pesos. Se trata de recursos que salen de los bolsillos de los trabajadores y jubilados de la Provincia que deberían servir para garantizar, aunque sea, un mínimo estándar de calidad de vida, algo que a todas luces no está sucediendo.