Lawfare, intento de magnicidio y cambios de ministros: hechos políticos de un año caliente

El año que se cierra hoy abundó en acontecimientos conmocionantes que transformaron el panorama del poder y permiten avizorar un 2023 pleno de conflictos. No todo fue negativo: se aprobó la Ley de Alcohol Cero, ganamos la Copa del Mundo y ocupamos un sitial de importancia en el ámbito internacional. La economía, un tema pendiente.

No hay años tranquilos. Pero el que hoy termina, para los argentinos, fue especialmente impactante, especialmente en su segunda mitad.

Los historiadores futuros que se encarguen de reseñar el año 2022 sin duda destacarán el atentado contra la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, como el hecho más relevante de la política argentina. El intento de magnicidio perpetrado por Fernando Sabag Montiel, en colaboración con Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo, con ramificaciones cuya extensión aún está por verse y que aquellos historiadores quizás tendrán claras, conmovió a todo el país.

No solo el intento de matar materialmente a Cristina, sino también los avances en su contra a través de la Justicia para meterla presa y proscribirla políticamente, forman parte de los hitos de un año caliente. La causa Vialidad, que derivó en la condena a seis años de prisión e inhabilitación para ocupar cargos públicos, y el consecuente anuncio de la mandataria de que no será candidata a nada, en un clima enrarecido por la tensión entre el gobierno y la Justicia, especialmente la Corte Suprema, tiñeron el panorama político argentino durante los últimos meses del año. Y la pelea por el lawfare continuará en 2023.

Pero también habrá que destacar la convulsionada economía que llevó al gobierno a efectuar a toda velocidad dos cambios de ministros. Primero, cuando Martín Guzmán anunció intempestivamente su salida, el ex gobernador bonaerense Daniel Scioli, que era embajador en Brasil, recaló en el Minsterio de la Producción, en tanto que quien fuera titular de la cartera económica en la Provincia bajo su mandato, Silvina Batakis, ocupó la cabeza del Ministerio de Economía a partir de entonces. Pero su gestión fue breve: apenas había llegado a tender algunos lazos en el exterior cuando se anunció que Sergio Massa, que por entonces era presidente de la Cámara de Diputados, los reemplazaba a ambos, al frente de un ministerio unificado (y también a Julián Domínguez, designado en Agricultura, Ganadería y Pesca).

El acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) durante la gestión de Guzmán determinó los límites y posibilidades del desarrollo para el resto del año y los próximos. En ese contexto, Massa debió contener una disparada del dólar (oficial, pero especialmente del blue) y ejecutar una serie de ajustes que no conformaron a muchos dentro del oficialismo. Para 2023, tiene como desafío domar a la inflación, lo que será, a su vez, determinante para las perspectivas electorales del Frente de Todos, ya que a fines del año que viene los argentinos votaremos al próximo presidente o presidenta.

El año también estuvo signado por un aniversario redondo: se cumplieron 40 años de la guerra de las Malvinas, y el gobierno emprendió una serie de actividades para recordar ese episodio de nuestra historia e intensificar el reclamo de soberanía sobre el archipiélago austral.

En el aspecto sanitario, 2022 también fue el año de la pospandemia, en el que los argentinos recuperamos la normalidad. A pesar de que hacia los últimos meses se produjo un repunte de los contagios, se demostró, para quien esté dispuesto a verlo, que el inmenso plan de vacunación contra la Covid-19 implementado por el gobierno rindió sus frutos: hay muchos casos positivos, pero muy pocas muertes, y el sistema hospitalario no sufrió por el aumento de infecciones de la enfermedad que provoca el coronavirus SARS-CoV-2.

El fin de la pandemia posibilitó realizar el Censo 2022 que debía realizarse en 2020 pero había sido suspendido por las restricciones vigentes. Aun así, por primera vez en la historia, la encuesta pudo completarse en forma telemática, lo que agilizó el trabajo en el campo y el procesamiento de los datos. Supimos que ya somos más de 47 millones de personas.

Por supuesto, también fue el año en que la Argentina volvió a ganar el Mundial de Fútbol. Y este hecho, que se encuadra principalmente en lo deportivo, promete, sin embargo, tener consecuencias políticas y económicas. Políticas, porque nadie puede ignorar una movilización de cinco millones de personas que se volcaron a las calles con alegría y en paz, dos palabras que en los últimos meses estaban prácticamente ausentes del vocabulario de los argentinos; y económicas, porque, tal como lo informaba diario Hoy en su edición del sábado pasado, la victoria en la Copa del Mundo le brinda al país oportunidades doradas que el gobierno está más que dispuesto a aprovechar.

En el frente internacional, y más allá de la lucha por Malvinas y del triunfo en Catar, la Argentina tuvo este año un protagonismo inusual, ocupando la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y albergando la Conferencia Regional sobre la Mujer, organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Además, el presidente Alberto Fernández estuvo de gira por Europa, procurando cerrar acuerdos para que el país se convierta en proveedor de gas natural, aprovechando la crisis provocada por la guerra entre Rusia y Ucrania. A propósito de este conflicto, el mandatario argentino realizó gestiones para buscar una solución.

En lo legislativo, el año se cerró con la aprobación de leyes como la de Alcohol Cero, que apunta a salvar, quizás, miles de vidas. No se pudo, sin embargo, concretar la creación de nueve universidades nacionales, por la oposición ciega del frente Juntos que, una vez más, no estuvo a la altura de las circunstancias.

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