Política y deporte, una extraña combinación

A días de que empiece el Mundial de Catar, diario Hoy hace un repaso de los deportistas argentinos que incursionaron en la política con diversa suerte. Una historia que muestra cómo en nuestro país los futbolistas exitosos nunca trascendieron en la arena política.

Política y deporte siempre han ido de la mano, pero no siempre por el mismo camino. En algunos casos la política utilizó al deporte para maquillar realidades o a deportistas para utilizar su imagen. En otros casos, son los deportistas los que buscaron una salida política para encauzar su cotidiano tras el retiro, aunque con suerte variada.

Un párrafo aparte merecen los que, tras triunfar en la política de los clubes, buscan ampliar sus horizontes y prueban suerte de la puerta hacia afuera de sus instituciones usando como soporte los logros en un club, que muchas veces no pueden ser replicados en comunas, provincias o en la Nación. Mauricio Macri es el mejor ejemplo de eso (ver aparte).

El paso de las canchas a la arena política no siempre es sencillo, y muchas veces la transición termina por dar por tierra con una imagen asociada al éxito.

Desde AFA y hacia los gobiernos, lo que más han salido son secretarios de Deportes, es decir, políticos con un perfil tan bajo que no marcan una diferencia en el día a día de los ciudadanos de una comuna, provincia o país. Y si para muestra basta un botón, se pueden citar los nombres de Roberto Perfumo, Claudio Morresi, Carlos Tapia y Carlos Mac Allister.

Mejor si no viene del fútbol

Pero desde otros deportes han salido referentes que sí han llegado más lejos que los futbolistas. Daniel Scioli quizás sea el mejor ejemplo de desempeño exitoso en ambas áreas. Multicampeón de motonáutica, llegó a la vicepresidencia de la Nación, dos veces a la Gobernación de la provincia de Buenos Aires, ocupó bancas en la Cámara baja del Congreso Nacional tanto por CABA como por la Provincia, se desempeñó en dos ministerios y dos secretarías, y hoy es embajador en Brasil.

Desde el básquet, uno de los tres mejores jugadores que dio nuestro país, Héctor “Pichi” Campana, fue vicegobernador de Córdoba, pero también concejal de la ciudad capital y legislador por su provincia.

Los courts de polvo de ladrillo empujaron hacia la arena política a otro cordobés, Agustín Calleri, quien ocupó su banca en la Cámara baja de la Nación, para luego continuar como dirigente en la Asociación Argentina de Tenis.

En el Senado nacional ocupa una banca hoy el cuádruple medallista olímpico Carlos Mauricio Espínola. El correntino saltó de las aguas a la política, pasando por la intendencia de Corrientes y por la Secretaría de Deportes de la Nación.

Otro gran ejemplo de corrección y éxito en las pistas y en las urnas es el del santafesino Carlos Alberto

Reutemann, quien fue convencional constituyente, pero también fue gobernador de Santa Fe en dos ocasiones y senador nacional durante 18 años, hasta su fallecimiento.

Excepciones

Pedro Uliambre, jugador santafesino (aunque nació en el Chaco) que le convirtió más goles a Estudiantes de La Plata que los que convirtió cuando vestía la casaca albirroja (en el Pincha sacudió las redes solo una vez y supo mandar al menos dos veces a Yorno a buscarla adentro, tras superarlo con las camisetas de Rosario Central y Platense), tuvo mejor suerte en las urnas que en las canchas.

Delantero con muy poco gol y una carrera realmente breve, quizás debido a que tenía una pierna más corta, se retiró apenas una década después de su debut. Pero fue en la política de Sauce Viejo en donde encontró su verdadera vocación. En 2007 (como casi todos los futbolistas) ingresó a la Secretaría de Deportes de la comuna. En 2011 reemplazó al fallecido intendente local y las elecciones lo confirmaron en su cargo. Luego buscó su reelección, pero fue derrotado y, lejos de bajar los brazos, se presentó nuevamente ante la voluntad popular, que en 2015 le dio la posibilidad de retomar el control del destino de Sauce Viejo, algo que aún hace siete años más tarde.

Finalmente, a modo de cierre, está el caso del platense Carlos Castagneto, titular de la AFIP, exdirector general de Recursos de la Seguridad Social de la Nación Argentina y exdiputado nacional por la provincia de Buenos Aires, que durante cuatro años defendió la casaca tripera, formando parte del plantel que en 1984 devolvió al equipo a la Primera división.

Macri y el maquillaje del “éxito”

La imagen de Macri como presidente de Boca Juniors es un gran ejemplo de la injerencia de los medios en las posibilidades de un candidato.

Todo el mundo asocia la imagen del expresidente con el éxito deportivo, pero son muy pocos los que están dispuestos a decir lo que hizo para poder sostener una campaña victoriosa en lo que a fútbol se refiere. Los logros en el verde césped del equipo comandado por Carlos Bianchi fueron sostenidos en base a la reconversión de un club que supo tener un perfil social y que prefirió tomar, tras su elección como presidente, una inclinación empresarial.

Macri se hizo eco de la frase que llevó a João Havelange a hacer de la FIFA un gran negocio que indicaba “business are business”, y lo replicó en el club de la Ribera, dando de baja cualquier actividad de la institución que no fuera rentable, más allá de la función social que cumpliera. Eso lo llevó al éxito futbolístico, que se replicó en todos los medios, y al fracaso social, al que nadie le dedicó siquiera una línea.

En un país en donde el que gana está validado, Macri tuvo lo necesario para ser electo jefe comunal de la CABA y más tarde presidente de la Nación, con todo lo que eso significó para las arcas de un país que aún intenta recuperarse de las consecuencias de su gestión.

Noticias Relacionadas