“El médico me decía que mi hija estaba muy mal, pero yo tenía esperanza y fe”

Pablo Luque atendió en exclusiva a este medio desde su casa, donde el miércoles 16 se ahorcó su hija Camila, de 15 años, luego del suicidio de una íntima amiga suya. Un relato estremecedor

La recuerdo como era: con una sonrisa”. Así de concisa fue la respuesta de Pablo Luque al hablar de su hija Camila, quien se ahorcó en su casa de Villa Alba luego del suicidio de una de sus mejores amigas. 

En diálogo exclusivo con este medio, desde su hogar de 120 entre 605 y 606 aceptó: “No me veía venir una decisión así, nunca. No lo puedo creer ni entender, ella era deportista, era alegre”. Además aseguró, en­tre lágrimas y desbordado de dolor, que el resto de sus hijos tampoco comprende la situación por la que están pasando: “Los más chicos preguntan qué pasó; la de nueve se puso a llorar hoy (por ayer). Tenemos que brindarles asistencia psicológica y lo tenemos que hacer noso­tros, porque es mentira que nos la ofrecieron. Nadie lo hizo, ni siquiera desde el colegio adonde iba Camila junto a su amiga (Elizabeth Pereyra, quien se suicidó el 12 del corriente)”.

La cronología

Sobre la cronología del suceso, que tuvo lugar el 16 de agosto, contó: “Yo trabajo hasta las 18, de tarde, pero ese día me levanté a las 6 para ir a trabajar y volver al mediodía, ya que tenía que acompañar a mi hijo a hacer unos papeles para que pase de jugar al fútbol de un club de Villa Alba al de CRIBA, que es para 11 jugadores. Fuimos a hacer el trámite a Ruta 11 y 96. Estábamos ahí cuando me llamó una amiga que estaba con Camila y me dijo que ella se había cortado las manos. Me vine en mi bicicleta a casa, un vecino me dijo que ella ya no tenía pulso, pero yo sí le sentí. Era mentira que se había lastimado la mano”. La realidad era que se había colgado de un caño del baño.  

A continuación, “cortamos la soga y la subimos a un auto para llevarla al Hospital, porque la Policía llegó a la media hora. En Ruta 11 y 90 cruzamos la ambulancia y la pasamos ahí. La reanimaron del paro cardiorrespiratorio y estuvo una semana internada. La peleó pero ayer (por el miércoles) murió. Nunca estuvo consciente, lamentablemente. El médico me decía que estaba muy mal, pero yo tenía esperanza y fe. Siete días nos quedamos en el Policlínico San Martín”, relató. 

En ese tiempo, señaló que sus chicos “se quedaron en casa, pero no querían ir al baño, donde pasó todo”.

Aseguró que Camila “se deprimió cuando ese sábado (por el 12 de este mes) se enteró del suicidio de su amiga. Estuvo muy angustiada, pero después se levantó. Mi mujer la consoló, y yo la acompañé también. Intentamos volver a la vida normal; ella el martes fue al Cementerio, al entierro, y después al gimnasio con su madre. Estaba triste, pero nunca nos imaginamos que podía llegar a hacer esto”.

Se van a mudar tras la desgracia

Agotados por el dolor, Pablo Luque junto a su señora y a sus hijos de 5, 13, 17, 20, 21 y 25 años se mudarán a la casa del cuñado del hombre. 

“No podemos seguir vivienda acá. Nos mudamos por lo que pasó, porque no lo teníamos en mente. Los chicos no quieren seguir acá, están todos shockeados. El miércoles, uno de ellos se quedó duro de los nervios que tenía”, dijo Pablo. 

Añadió que “el baño donde se ahorcó lo tengo que tirar abajo y hacer algo distinto. Con mi señora somos dos trabajadores y nunca les faltó nada a nuestros hijos; eran sanos, hacían deportes. Tuvimos esta desgracia que no la esperábamos”. 

Acerca de la carta que dejó Camila, destacó que “era de despedida. Escribió que estaba contenta con nosotros y que adonde iba, iba a estar mejor, iba a estar con su amiga. Además, este año también murió su abuela y estaba mal por eso”. 

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