Feroz asalto a la farmacia de Tolosa: “Te queda mucha inseguridad, ya no sabés qué medidas tomar”
Entre las víctimas de los cinco salvajes había una niña de 3 años, quien se encuentra “traumada”, según su padre. No hay detenidos por el aberrante hecho.
Continúa la conmoción por el bestial robo perpetrado a una farmacia de Tolosa por una banda de delincuentes. Entre las víctimas había una niña, a quien apuntaron con un arma de fuego y todavía no logra superar el trauma. Como si fuese poco, hasta el momento, y pese a las horas transcurridas y la gravedad del suceso, las autoridades de la Fuerza no lograron dar con los responsables.
Tal como este multimedio publicó en su edición anterior, el atraco se materializó a las 17.30 del miércoles en el comercio ubicado en 7 y 521, hasta donde llegaron los delincuentes. Todos armados, no tardaron en evidenciar que se trataba de un asalto y pronto dominaron la situación. Dos avanzaron hacia las damnificadas (además de las empleadas, había cuatro mujeres como clientes, una de ellas con su hija, Martina, de tres años), las encañonaron y les sacaron sus celulares y billeteras.
Los tres restantes saltaron las mamparas y llegaron hasta la línea de cajas, donde había más mujeres, trabajando. Allí se apoderaron del dinero de la caja y de otro destinado a una serie de pagos y, con todo eso en su poder, se dieron a la fuga. Si bien quedaron registrados en una cámara de seguridad, siguen prófugos.
Duros testimonios
Walter, el padre de Martina, contó que ella “es chiquita pero se dio cuenta de todo en todo momento. Preguntó por qué le habían robado el celular a su mamá, si fue porque ellos (los cacos) no tenían, y por qué le apuntaron con ese coso negro (sic). Le mentimos y le dijimos que la policía ya los había agarrado y que eran chicos malos. Fue una situación traumática”.
Agregó: “Tratamos de no hablarle del tema para que no este traumada, pero ve una moto y se asusta, se levantó llorando. Mi esposa está conmovida por la situación, triste. Estábamos con un proyecto nuevo de mudanza y esto nos traumó”.
Mónica, una de las dueñas del lugar, narró a su vez que todo “fue muy corto gracias a Dios y no hubo mayor violencia. Venían a buscar la recaudación y le dimos todo lo que teníamos. Habrán hecho alguna investigación”.
Señaló que “entraron los cinco y tres saltaron los vidrios, que tienen casi tres metros. Lo hicieron como si nada, con gran agilidad. A las empleadas las apuntaron en la frente y a mí en el pecho. Fue todo muy rápido y organizado: sabían dónde iban, tenían una táctica estudiada para mí. Te muele el hecho como si te pasara por arriba una topadora. Te queda mucha inseguridad, dos chicas se quedaron llorando mucho y otra no durmió. Estamos todos preocupados y llega un momento que no sabés qué medida tomar, se te agotan los recursos”.