Inseguridad

Solitario delincuente asaltó a mano armada una panadería de Tolosa

Se llevó el dinero de la caja y pertenencias de las víctimas, para escapar rumbo a La Favela. Además, en Olmos se vivió un insólito incidente.

La jornada de ayer fue otra más plagada de robos en los diferentes sectores de la ciudad de La Plata, como sucede a diario. En uno de ellos, un solitario delincuente amenazó a los empleados de una panadería de Tolosa, para escapar con la recaudación y todos los elementos que consideró de valor. Mientras que en otro, un malviviente resultó aprehendido de manera momentánea por los vecinos, después de que intentara meterse en varias casas de Lisandro Olmos, a las que les pateó las puertas para ganar el interior.

Cerca de las 18.30, un ladrón entró a la panadería de 19 y 530, empuñando un arma de fuego. De inmediato les dijo a los presentes que su verdadera intención no era comprar los productos que allí se venden, sino alzarse con el dinero de manera ilegal.

Para concretar tal fin, apuntó a las víctimas y las obligó a que le entregaran todo lo que había en el lugar. “Le dieron el dinero de la recaudación y las pertenencias de los damnificados, como celulares, relojes y billeteras”, le contó a este diario un vocero con acceso al suceso.

Con el botín en su poder, el malviviente se dio por satisfecho y emprendió la huida, dejando tras de sí temor entre las víctimas y pocos datos para aportarle a la policía. En ese sentido, lo único que se supo fue que “vestía un buzo con capucha, y barbijo”, y que emprendió el escape con dirección a La Favela.

Los agentes de la comisaría Undécima analizan el asalto a la vez que se abrió un expediente en la UFI 9 de Autores Ignorados por el delito de “robo calificado”.

Tarde agitada
En tanto, un extraño suceso se desarrolló pasadas las 18 en la zona de 195 entre 44 y 45. Allí, un hombre pretendió robar en varios inmuebles del lugar, pateando las puertas “tipo allanamiento”, según una calificada fuente.

Los vecinos, alarmados, llamaron al 911, pero ante la tardanza de los encargados de la seguridad, resolvieron actuar por sus propios medios. Entre los lugareños había un penitenciario, y entre todos lograron reducir al alborotador. “Es un desastre esto, la Policía tardó 40 minutos en llegar”, se quejó un frentista.

Si bien en un momento se solicitó la presencia de una ambulancia, ya que el presunto malhechor estaría herido debido a una represalia vecinal, después se canceló la asistencia médica. “La gente de ahí terminó dándole de comer, porque se veía muy mal, y después de eso los agentes lo dejaron ir, pese a que había querido entrar a varias casas”, comentó otro residente del barrio.

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