por gabriel pedrazzi

El segundo tiempo estuvo de más, porque Alemán mostró mucho entusiasmo, pero no alcanzó

El planteo y la lectura fueron correctas, pero hubo muchas distracciones y el equipo lo pagó caro.

En el primer tiempo Gimnasia planteó la línea de cuatro defensores muy tradicional, buscando las salidas por el lado de Gerometta y de Melluso. Después tuvo a dos volantes de contención como Insaurralde y Mancilla. Soltó al Pulga Rodríguez y dejó bien de punta a Holgado, con Carbonero por la izquierda y Eric Ramírez por la derecha.

Gimnasia hizo un buen planteo y creo que la lectura fue correcta, sobre la base de que Lanús no es tan agresivo, y de allí que justificó la presencia de Insaurralde en la mitad de la cancha al lado de Mancilla. Pero hubo muchas distracciones.

El Pulga Rodríguez llegó con un cabezazo y manejó la pelota muy bien en tres cuartos de cancha. Pero a los 14 minutos Lanús le hizo una cortina en el área después de una pelota parada y anotó José López, cuando Guiffrey perdió la marca (por marcar hombre a hombre). Así, el equipo empezó perdiendo.

Así y todo, Gimnasia mostró una leve reacción, pero se condicionó bastante cuando se quedó con un jugador menos.

Johan Carbonero no es el mismo jugador que se mostraba previo a la lesión, pero aun así Lanús lo estaba sufriendo porque el lateral Aguirre no lo podía parar en los primeros minutos.

De todas maneras, con un jugador menos, el equipo intentó seguir con el protagonismo por inercia para buscar el empate.

Lanús lo liquidó en una contra rápida, apostando a la velocidad de Ángel González, que desnudó todas las falencias del equipo en el retroceso y en la marca.

Creo que el segundo tiempo estuvo de más en el partido. Brahian Alemán mostró mucho entusiasmo y ganas, pero no alcanzó.

El Pulga Rodríguez, cuando quedó solo como referencia de área, no pudo cambiar mucho la ecuación, porque el partido estaba con Gimnasia dos goles abajo y un jugador menos.

Con tres llegadas de Acosta, Lanús demostró que fue muy superior en el segundo tiempo. Hay que ver la realidad: se enfrentó a un rival que hace 30 años jugaba en la Primera C y hoy es una realidad de un club de Primera división que trabaja seriamente y de forma responsable.

Gimnasia no trabajó bien en los últimos años en divisiones inferiores y ayer se vio que Lanús, el rival de turno, estaba lleno de jugadores del semillero, con sentido de pertenencia. Todos ellos pudieron cambiar el destino de esta institución que en su momento estuvo cerca de desaparecer.

Ahora quedan pocas horas para el partido contra Huracán. Hay que trabajar en la parte anímica para que el equipo pueda mostrar una respuesta el sábado. Siempre deseo lo mejor para este club y me entristece que se esté pasando una vez más por estas cosas.

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