Maradona no se mancha
El vocero del Presidente ninguneó la trayectoria de Diego Armando Maradona en el día internacional de los zurdos y consideró que Vilas o Maravilla Martínez hicieron más por el país que el 10.
Hay que ser muy torpe para intentar ningunear a una persona que ya no está en esta tierra. Mucho más torpe e ingenuo subestimar la idolatría popular de un prócer del deporte que ganó batallas encomiables dentro de una cancha, provocando las sensaciones más emotivas de un pueblo futbolero que lloró de alegría el 22 de junio de 1986, con la Mano de Dios o el mejor gol de todos los tiempos. Esto fue lo que hizo el vocero presidencial Manuel Adorni, quien en el final de su habitual puesta en escena para defender lo indefendible todos los martes, citó un saludo a los zurdos por su día, mencionando a Messi, Ginóbili, Vilas y Maravilla Martínez, pero olvidando a Diego Armando Maradona.
El “chirolita” de Milei intentó potenciar las enormes diferencias ideológicas del Gobierno nacional con la política de izquierda, y en el reconocido día internacional de los zurdos, señaló que Messi, Ginóbili, Vilas y Maravilla Martínez fueron de los zurdos “que sí le dieron algo bueno al país”, desconociendo incluso que Messi patea con la pierda zurda, pero escribe con la derecha.
Uno de los periodistas presentes en la sala de conferencias de la Casa Rosada le susurró el nombre de Diego Armando Maradona, y Adorni mostró cara de “adorno” sin admitir ningún tipo de mérito hacia el capitán de la Selección campeona del mundo de 1986 y subcampeona en Italia 1990.
Si bien es de público conocimiento que Maradona tenía tatuado al Che Guevara y siempre mostró un perfil mucho más de izquierda, al punto que vivió cuatro años en Cuba y fue amigo de Fidel Castro, no por ello es merecedor de su recuerdo imborrable y respeto a la trayectoria deportiva que le valió al país estar en boca de todos por sus indiscutidas cualidades técnicas con una pelota de fútbol.
Mucho menos que un gobierno de turno, como si fuese un acto de la dictadura, condene una forma de pensar al punto de pretender censurar la historia deportiva más gloriosa de los últimos años del siglo XX que tuvo el país.
Como el fútbol y la pelota en boca de Diego, Maradona no se mancha. Aunque Adorni ya quede manchado por su impertinencia.