entrevista

El show de Cirque XXI en La Plata

El espectáculo familiar llega a la ciudad de las diagonales con una presentación majestuosa.

En diálogo con Hoy, el director artístico de Cirque XXI, Marcos Gomez, presenta el show que darán en La Plata este fin de semana. Las funciones tendrán lugar los días viernes a las 18, mientras que los sábados y domingos serán a las 18 y 20:30 en Camino Centenario y 514.

—¿Bajo qué circunstancias surge este proyecto? ¿Cómo se dio la idea de tener en cuenta el formato tradicional con elementos contemporáneos para esta puesta en escena circense?

—Se da con la idea de rescatar el concepto del circo antiguo, el circo de los comienzos acá en Argentina. Además, se busca recordar un poco cómo se viajaba, cómo se vivía en esa época con baúles, baúles roperos le llamábamos. Así viajábamos y nos trasladábamos en trenes, en carretas. De esta manera, surge la idea de esta magia, es decir, mezclar un poco lo moderno con puestas en escena, las luces, iluminación, el hilo conductor y esto más teatral del circo tradicional. En este sentido, buscamos llevarlo a lo más antiguo también en relación al vestuario, al formato, y justo desde ahí nace esta obra.

—Con tanto tiempo en este oficio y muchos escenarios recorridos, ¿consideras que el público infantil es difícil?

—No considero que sea difícil o complejo porque las generaciones más jóvenes, o el público infantil, viene a un circo que, de hecho, es un contexto familiar. Tampoco nos olvidamos de los niños que pueden aprovechar toda esa magia del payaso. Los chicos tienen algo especial y se hacen una imagen muy tierna. Siempre puede pasar que quizá alguno no se adapte, pero el 98 o 99 por ciento de los casos, los chicos siempre salen felices del espectáculo de cada función.

—¿De qué manera se preparan para cada uno de los roles que implica la puesta en escena o el trabajo en el espectáculo?

—Los chicos, o mayormente los integrantes del circo tradicional, nos preparamos desde muy chicos. Es decir, nosotros empezamos a actuar en algunas cosas. Después uno trata de ver para qué lado quiere ir o ver qué rol le gusta hacer en mayor medida, qué es lo que prefiere, entre otros. Por otro lado, obviamente se prepara físicamente, pero más que nada cada uno se desempeña en el acto que es el elegido, ya sea el trapecio, la cama elástica, los malabares. A partir de allí se lleva un tiempo largo de preparación. Por otro lado, hoy por hoy, existen escuelas de circo, pero nosotros, la familia del circo tradicional, nos seguimos manteniendo con el paso, de generación en generación, de los saberes y los conocimientos. Entonces, desde muy chicos, nos vamos preparando para el acto que nos gusta. Así nos vamos perfeccionando. Se trata de un estudio como cualquier otro que lleva un tiempo bastante largo para poder ser todo un profesional en la materia.

—¿Qué podés contarnos sobre el relato o la historia que hay detrás de este show? ¿Cuáles son los detalles que resaltarías?

—El relato del show, básicamente, es el de un abuelo que está en su casa, ha dejado el circo, siempre tiene a su lado, un baúl ropero de todos sus recuerdos. Desde allí, en un momento dado, van a comenzar a salir los distintos personajes que harán que se transforme en aquel joven acróbata que supo ser en un trayecto de su existencia cuando trabajaba y formaba parte de un amado circo.

—A lo largo del tiempo, ¿qué cábalas han mantenido, si es que tienen alguna?

—Sí, el tema de las cábalas es difícil porque es algo muy personal y cada uno de nosotros tiene sus creencias, sus cábalas. La mayoría de nosotros somos católicos, lo que uno trata de hacer es persignarse y tratar de tener esa fe para que no pase nada. Debemos tener en cuenta que muchos actos son de riesgo. Después hay costumbres que uno tiene con el circo que es muy global. Se trata de una parte de respeto hacia el público, hacia la pista, son varias cosas las que solemos hacer, las que pueden pasar por el medio del escenario cuando ya este todo listo, y bueno, son distintas cuestiones, aunque muchas son personales y ese tipo de cosas.

—¿Por qué recomendarían el show a todo el público que este interesado?

—Primero porque es un show que está impactando mucho. Además, es un espectáculo donde la familia se divierte mucho desde el primer hasta el último integrante. La gente sale muy feliz porque se divierten con el payaso, se asombran y ven una puesta en escena que es increíble. Es uno de los espectáculos, creo, más importante de la Argentina dentro de una carpa de circo donde van a tener una escenografía, con iluminación, sonido de primera línea. También unos vestuarios espectaculares, y van a ver un show dinámico con una mezcla de circo antiguo y moderno que muchos llegan hasta nostalgia de recordar aquella época donde iban con sus padres a ver el circo. Por ahí ves esa magia, ver a un abuelo con su hijo y nieto disfrutando el show, recordando, y eso es impagable. Es un espectáculo para toda la familia, toda la familia lo disfruta.

Un show tradicional

Con esfuerzo y perseverancia, los integrantes de Cirque XX se pusieron manos a la obra para crear un show llamado Antiquus. Se trata de una producción majestuosa que tiene una duración de ochenta minutos y que intenta llevar a los fanáticos, seguidores y espectadores a un viaje mágico por los clásicos shows de circo. En esta ocasión, hay elementos de espectáculos antiguos y otros de la actualidad con juegos de luces y sonidos. Todo ello es posible gracias a la actuación de un elenco notable. Asimismo, se agrega la música y estética vintage, artistas de alto riesgo, y la dirección general de Fabián Lopez. 

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