entrevista

Gabriel Oliveri: “Me costó más hacer de mí mismo que de Truman”

Escrito por Oliveri y Florencia Bendersky, se propone como una biografía musicalizada sobre uno de los grandes escritores norteamericanos del siglo XX.

Desde hoy a las 19.30 horas, en la Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín, se podrá ver Queridísimo Truman, un retrato de un artista genial y controvertido protagonizado por Gabriel Oliveri. Escrito por Oliveri y Florencia Bendersky, se propone como una biografía musicalizada sobre uno de los grandes escritores norteamericanos del siglo XX y, también, de los más polémicos. Hablamos con Oliveri para conocer detalles de la obra.

—Sos un atrevido…

—Sí. El tema es así, primero presentamos un proyecto con todo muy cocinado, con vestuario, decoración y hasta qué canciones iban a sonar, y bueno, yo dije, “empiezo por el San Martín y después veo”. Les encantó, presentamos todo lo que nos pidieron y ahí estamos. Así que feliz de la vida y a veces la gente dice, “¿cómo si vos estás en el Four Season. en un hotel, ¿qué haces ahí?”. Yo vine a Buenos Aires a los 17 años a estudiar con Carlos Gandolfo. Todo el resto fue una maravillosa casualidad que yo agradezco.

—¿Y cómo surge la idea de la obra?

—Un compañero mío, Mateo, me dice, “Gabi, tengo una obra que vos harías de Hemingway para Microteatro” y Microteatro, que me lo dijo Mercedes Morán, una vez “yo nunca haría Microteatro por lo difícil que es, porque vos tenés la gente respirándote en la cara, al lado y cuatro funciones por día”. Y a veces cuando la función que seguía se cancelaba, hacíamos ocho. Entonces, eso, a mí, me encantó. Un día me ve Florencia y me dice, “Gabi, ¿podés tomar un café cuando termines la obra?”. Sí. Fuimos ahí al bar del Microteatro y me dijo, “Tengo la idea de que vos tenés que hacer de Truman Capote” Le dije, “Amo a Truman Capote”. Lo descubrí leyendo en Concordia a los 8 años con mi mamá y mi hermana en la cocina tirados en el piso. Y me costó más hacer de mí mismo que de Truman.

—Y porque ahí es donde estás más expuesto…

—Claro, pero yo al principio he llorado muchísimo, de empezar a decir el texto y a llorar a moco tendido y esto es teatro. Entonces, la directora no te puede contener, tenés que seguir como puedas. Pero he estado media hora sin parar diciendo el texto llorando, porque la obra empieza en Concordia, en Entre Ríos, y yo cuento la siesta con mi mamá que ya no está, no me quiero emocionar, y con mi hermana, éramos una trilogía maravillosa. Y en esa casa de pueblo con patio de tierra, con sifones, con botellas llenos de palomas, porque mi hermano era colombófilo, en una casa de barrio, en una esquina, donde había un almacén que era de mi papá, y cuento ahí cómo en esas siestas de calor tórrido nos tirábamos en el piso directamente, con una sábana vieja, con un almohadón, a leer y a intercambiar lo que leíamos, y ahí descubrí a Truman.

Noticias Relacionadas