Los amores de la Su
En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV argentina, diario Hoy recuerda esta vez los vínculos sentimentales de María Susana Giménez Aubert.
Considerada la diva de los teléfonos, Susana Giménez no ha tenido una vida amorosa simple. Durante su adolescencia, la mujer conoció a Mario Sarrabayrouse, un empresario porteño; salieron un tiempo y luego pasaron por el altar a las apuradas, puesto que estaban en la dulce espera de la única hija en común llamada Mercedes. Con un hogar a cuestas, el hombre se ganaba la vida gracias a sus negocios, mientras que ella ejercía como profesora de inglés en escuelas y en clases particulares. Así la familia funcionó a la perfección por el lapso de cinco años.
Las asperezas de las responsabilidades y un hogar armado a las apuradas dejaron sus consecuencias para luego terminar en un divorcio. Por ese entonces, Susana comenzó a probar suerte como modelo de pasarelas y comerciales. De esta manera, protagonizó una publicidad de un jabón que la llevó a la fama. En este sentido ganó popularidad para luego incursionar en las pasarelas y en la actuación.
También conoció a Héctor Cavallero, que ejercía como productor teatral y era un galán en los contextos artísticos. Susana tuvo así su representante y logró protagonizar Las mariposas son libres.
También conocería a Cacho Castaña cuando trabajaron en Estrellas en el mar, una obra que contó con la presencia de Carlos Perciavale. Muchos años después, Cacho y Susana tendrían un breve romance. Lo mismo sucedería con el fallecido Sergio Denis.
El momento de gloria llegó a los brazos de Giménez cuando Daniel Tinayre, cineasta y esposo de Mirtha Legrand, le propuso protagonizar una película llamada La Mary. Allí compartiría elenco junto a un boxeador llamado Carlos Monzón. A inicios del rodaje, la pasión fue clara, y se besaron sin cesar no acatando las órdenes de “corte” por parte del director. Mientras el deportista no se había separado de la mamá de sus hijos (Pelusa), la blonda caía rendida ante los ojos del pugilista. Susana llegaba a los treinta años y protagonizaba películas junto a capocómicos de primera línea como Alberto Olmedo y Jorge Porcel, entre otros. Por cuatro años, esta pareja fue la noticia por cada acción que emprendía. Es decir, los viajes, las salidas, los romances y los escándalos, entre otros. Así fue que entre rumores de agresiones y el alcoholismo de Monzón, la relación llegó a su fin.
Con otros affaires en su haber, corría 1978 y Ricardo Darín llegó a la vida de la diva. Tenía trece años menos, era el galán del momento y estaba empezando sus trabajos como actor. Estuvieron juntos por nueve años. También trabajaron juntos en la comedia Sugar, que tuvo un éxito arrollador. Después de esta casi década en común, Ricardo quería tener hijos pero la actriz se negaba. Así fue que llegó el final del amor.
Antes de finalizar los años 80, Susana conoció a Huberto Roviralta, un polista que provenía de una familia adinerada. Tuvieron un noviazgo rápido para casarse en una fiesta inolvidable en 1988. Por diez años todo se mantuvo en paz, luego Huberto dejó de trabajar, entre ellos ya no sucedía nada y Susana comenzó a verse con otro hombre, y allí comenzó el inicio del fin de esta relación.
Divorcio, escándalo y nuevos horizontes
Al volver de un extenso viaje, Susana Giménez le pidió a su esposo (Humberto Roviralta) que dejara la casa para así negociar un divorcio pasivo. Las circunstancias no se darían de forma tranquila puesto que él se abalanzó sobre la mujer, quien se defendió arrojándole un cenicero.
Así llegó el escándalo, un romance público junto a la vedette Flavia Miller y un divorcio en que ella le pagó casi 12 millones de dólares. Luego, Susana estaría cinco años con Jorge Rodríguez y luego con un empresario uruguayo, Jorge Rama. También se le adjudicaron romances con Facundo Moyano y el tenista Juan Martín Del Potro. Hoy, la diva reside en Uruguay, y por el momento no tiene pareja.