Los cimientos oscuros de la mansión Playboy

Hace unos días se estrenó una serie en formato documental que narra los hechos que tenían lugar en la famosa vivienda del ya fallecido Hugh Hefner, el hombre de negocios que fundó la conocida revista erótica.

Recientemente, la señal televisiva A&E decidió producir una serie en formato documental titulada Los secretos de Playboy. La misma narra las vivencias de las modelos que habitaron la mansión cuya propiedad era de Hugh Hefner, el dueño de la revista erótica que rompió todos los moldes por sus publicaciones eróticas con imágenes de mujeres en paños menores.

Con el crecer de los años, el empresario logró cosechar una inmensa fortuna y también codearse con los poderosos de Estados Unidos. Además se relacionó íntimamente con algunas modelos de Playboy.

En los últimos tiempos, mujeres que trabajaron en esa famosa propiedad prestaron sus voces para denunciar que fueron víctimas de atrocidades en el período en que habitaron la mentada casa. La primera mujer en dar declaración en este documental, que ya se encuentra disponible en todas las plataformas digitales, mantuvo un noviazgo con Hefner por ocho años, como también protagonizó un reality show. En la entrega reciente, la mujer reflexionó: “Él se mostraba cariñoso y generoso, especialmente cuando lo veías en esa atmósfera, porque estaba brindando este buen momento para todos sus amigos. Comienzas a construir esta imagen en tu cabeza de alguien que realmente no puede hacer nada malo”.

La mujer reveló que vivía en una suerte de secta, pues siempre debía resguardarse en ese hogar; no podía viajar ni invitar a amigos. Asimismo, cuando salía con su entonces pareja, debía acompañarlo a todos lados y la agenda sexual se fijaba en esos momentos.

Por otro lado, otras residentes de la mansión aseguraron que había una velada llamada “La noche de los cerdos”, donde el dueño de la casa invitaba a sus amigos y drogaba a las mujeres para que luego se cometieran orgías en contra de sus voluntades. También se filmaban estos eventos, y así fue cómo muchas personas pudieron percatarse de lo que sucedía puertas adentro de este espacio con renombre internacional.

Si bien convivía mucha gente bajo ese mismo techo, una sola de las mujeres oficiaba como novia del hombre, mientras que las demás eran sus amantes en los diferentes días de la semana. Así era estipulado y llevado a cabo. También debían respetar los cánones de belleza que este ser prefería; por esa razón, las muchachas lucían pulposas gracias a las cirugías estéticas, sus pieles estaban tersas gracias a otras intervenciones quirúrgicas y las cabelleras debían permanecer impolutas, rubias y largas.

Con el correr de los años, las víctimas comenzaron a padecer las secuelas de estos tratos. No pudieron irse rápidamente; pero, al obtener la libertad, lograron buscar ayuda para poder salir adelante gracias a las terapias. Hoy, resilientes, pueden hablar de lo sucedido en aquel entonces. Es más, algunas de ellas se animaron a escribir las memorias como una herramienta de liberación y autoayuda.

Por último, la empresa lanzó un comunicado en su defensa y tomó como escudo las épocas. Es por ello que plasmó el siguiente discurso: “El Playboy de hoy no es el Playboy de Hugh Hefner. Confiamos y validamos a estas mujeres y sus historias, y apoyamos firmemente a aquellas personas que se han presentado para compartir sus experiencias. Como una marca con positividad sexual en su núcleo, creemos que la seguridad, la protección y la responsabilidad son primordiales. Lo más importante que podemos hacer en este momento es escuchar activamente y aprender de sus experiencias. Nunca tendremos miedo de confrontar las partes de nuestro legado como empresa que no reflejan nuestros valores actuales. Como organización con más de 80% de fuerza laboral femenina, estamos comprometidos con nuestra evolución continua como empresa y con impulsar un cambio positivo para nuestras comunidades”.

Noticias Relacionadas