Malena Escobar: “Está el deseo de ser leída”
En diálogo con diario Hoy, la autora presentó su primera obra y se expresó sobre sus modos de producción
Con esfuerzo y perseverancia, Malena Escobar puso manos a la obra para crear un libro llamado La clave secreta, y en una entrevista con este multimedio brindó los detalles al respecto.
—¿Cómo surge la obra?
—Una tarde, hacia finales de 2019, mi abuelo Pico me llamó y me contó que se había separado de su última novia, Fabiana. Hacía cuatro meses convivían pero ya no se amaban, o no de esa manera. Él se había mudado a la habitación de huéspedes para dejarle su espacio y no confundirse mientras ella buscaba un nuevo departamento. Me preguntó si quería ir a tomar unos mates y ayudarlo a volver a su antigua habitación, tenía que mover algunos muebles y sacar la ropa del placard. Mientras conversábamos, le conté que había comenzado un taller de literatura y escritura y que de a poco me estaba animando a escribir más. En ese momento me contó que mi tía segunda Valentina hacía unos años había comenzado a reescribir el diario íntimo de su abuela, o sea la mamá de mi abuelo: mi bisabuela. Ángela Prando. Faltaba trabajo por hacer, pero el día a día la habían hecho abandonar la tarea. Se levantó a buscarlos y me los dejóapoyados en la mesa ratona. Yo sentí que tenía que ser la sucesora de la tarea.
Ese día me los llevé a mi casa, la idea me había encantado. Aun así, sentía que tenía que hacer algo más con toda esa información, darle un sentido o al menos uno que me importara. Leerlos fue muy emocionante, no solo por descubrir partes de mi historia que no conocía sino por llegar al momento de mi nacimiento, que estaba plasmado casi al final del diario. El eje de La clave secreta tiene como objetivo delinear el imaginario social de una época en donde las relaciones intrafamiliares, la familia, el amor, la soledad, la niñez, la sexualidad, los vínculos están atravesados por el contexto y a su vez, lo moldean. Evidenciando las rupturas y continuidades respecto del presente. Todas estas temáticas están explícita e implícitamente acompañando al lector a lo largo de toda la novela, porque son tomadas como insumo para desarrollar mi escritura ficcional.
—¿Qué sensaciones te rodean ante esta presentación?
—Las sensaciones son varias. Por un lado, me está costando romper el hielo y que la novela que me llevó tanto trabajo y tiempo salga a la luz, por las miradas ajenas, por miedo a la insuficiencia. Creo que son sensaciones que me van a acompañar siempre en mayor o menor medida. Sobre todo cuando se trata de hacer público algo tan íntimo como mi propia escritura. Por otro lado, también pienso que además de los miedos, está el deseo de ser leída y la satisfacción de haber terminado un proyecto al que le puse tanto de mí y de mi entorno. Hay un fragmento del libro Escribir de Marguerite Duras que me gusta mucho y que me gustaría traer: “Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Un escritor es algo que descansa, con frecuencia, escucha mucho. No habla mucho porque es imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está escribiendo. Es imposible. Es lo contrario del cine, lo contrario del teatro y otros espectáculos. Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor. Porque un libro es lo desconocido, es la noche, es cerrado, eso es”.
La mirada desde un lugar certero
—¿Qué análisis hacés de la escena cultural actual?
—Hay muchas más herramientas para escribir y ser publicada. El rol que juegan las editoriales independientes es clave en el proceso de renovación de la literatura en el país, el incentivo a la autopublicación y la cantidad de espacios de aprendizaje y de puestas en común, tanto de literatura como de escritura.
También me parece muy importante el rol que juegan las redes sociales a la hora de comunicar recomendaciones, lanzar concursos, anunciar la publicación de un nuevo libro. Todo fluye muchísimo más rápido.