Nubeluz, un éxito internacional
En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV internacional, diario Hoy recuerda la entrega abocada al público infantil.
El programa infantil Nubeluz fue transmitido en la década de 1990, con la conducción de dos modelos llamadas Almendra Gomelsky y Mónica Santa María, y estuvo al aire hasta 1997. Por ese entonces, cinco creativos se pusieron a escribir y componer el proyecto del show, y así pergeñaron que el estudio tendría una juguetería, una nave espacial, un parque de diversiones y una nube mágica.
El programa tenía cuatro horas de duración e incluía coreografías, bailarines, una tribuna repleta de niños, juegos y competencias en vivo, bailes, canciones y una colección de dibujos animados. La idea central era que tuviera un formato de fiesta eterna, pero no de programas con segmentos. La primera en ser elegida para estar al frente fue la modelo peruana Mónica, y luego lo fue la argentina Almendra. Asimismo, en el show también había un concurso de talentos en el que el mejor de todos era elegido para estar en otro de los capítulos. Todos los integrantes del elenco debían saber bailar y cantar, por lo que al finalizar las grabaciones debían ensayar cada paso para que todo saliera impecable. La entrega tenía que dar un mensaje positivo para todos los niños, y es por ello que se pensaba cada palabra que emitían los personajes y los discursos de las animadoras. Bajo un horario de 8 a 12, la programación cruzó las fronteras para ser un éxito en toda Latinoamérica.
Poco a poco, fueron incorporándose otras conductoras para que fueran un cuarteto que pudiera sacar al frente al show. Además, fue tal el éxito del show que comenzó a hablarse de una posible filmación de la serie, pero no lograron hacerlo puesto que una de las conductoras, Mónica, se quitó la vida disparándose al paladar. La chica se encontraba en una depresión severa y tenía que hacer un tratamiento, pero no pudo salir adelante. Para despedir a la chica, se hizo el show en vivo con el estudio vacío, dando cuenta del duelo al que se asistía. Con diversos formatos que fueron mutando, el programa siguió, pero hasta 1997, cuando los televidentes se despidieron de forma definitiva. Como sucedió con Xuxa, las entregas infantiles de los años noventa ofrecieron diversión y enseñanzas que marcaron a toda una generación.