Romina Richi: “Yo me apasiono y cuando encuentro algo que me interesa mucho soy una entusiasta”

La multifacética artista revela su costado cinéfilo con una gran película sobre el maestro Alfredo Arias, de quien además en septiembre habrá una retrospectiva en la Sala Lugones

Luego de presentarse el año pasado en el Bafici, Fantarias, el documental de Romina Richi sobre Alfredo Arias y su obra El tigre, llega a los cines. Diario Hoy dialogó con la talentosa intérprete, directora, productora, a días del estre­no para saber qué sensaciones tiene en esta nueva etapa de su vida.

—¿Cómo llegaste a Alfredo Arias? ¿Qué vínculo tenías con él?

—No tenía ningún vínculo, fui a ver en París una obra de él y me apasioné. Primero hice un cortometraje con Alejandra Radano y Sandra Guida, cuando hacían Hermanas, otra obra, y le pregunté si podía hacer un corto, me metí entre bambalinas, me dijo que sí y después surgió la idea de hacer un largo, así que me organicé para ir a Paris y estar un par de meses para poder seguir el proceso.

—¿Aceptó rápidamente?

—No, no fue de una. Él después montó una ópera en Nans, Francia, y me fui hasta ahí para mostrarle mi trabajo, para que conociera lo que hacía, y ahí aceptó. Lo necesitaba, una firma, un acuerdo, no es que fue difícil, pero él de alguna manera nunca había aceptado que lo registraran, me lo dijo, que nunca había aceptado que hicieran un documental sobre él, de hecho él me lo dice, que no quería, y me fui unos días y volví, y si ves la película nunca lo filmé de muy cerca, lo cuidé. Lo hice porque quería dejar un registro de él, cuando vi la obra quería que se sepa lo que hace porque es importante para los artistas.

—Y además él es una persona, como dice en el documental, que siempre está mirando al país como un exiliado...

—Siempre, en todas sus obras.

—¿Sentías presión?

—Siempre, porque en el documental no tenés un guion, y no quería hacer una película sobre la obra El tigre, que hablaba del cine además, me pareció interesante. Y la presión estaba, siempre, por ejemplo cuando veía qué hacía con esas 180 horas de grabación. Siempre la sentís, pero es una presión linda, no tortuosa, pasional, de ver cómo organizás todo.

—¿Hubo muchas versiones de la ­película?

—No, y de hecho le pedí a él ir a un estudio de grabación, y eso me ordenó mucho.

—Porque además él siempre tira máximas…

—Siempre, y ahí me cerró.

—¿Cómo te definís?

—Yo me apasiono y cuando encuentro algo que me interesa mucho soy una entusiasta.

—¿Y el cine es una de las pasiones en este momento?

—No en este momento, desde siempre, hace mucho, ya tengo otra película, cine ópera, cuando terminé de estudiar en el Teatro Colón. Me gusta siempre cerrar las cosas, porque tengo otras, que están ahí y tengo que encontrar el camino para explorarlas.

—¿Expectativas con el estreno?

—Que se lo conozca, creo que eso es un poco, intenté entrar lo máximo que podía desde lejos, de una manera poética, porque él tiene una poética muy característica, y eso es lo que me pone feliz, que puedan ver un poco del mundo de él. Es muy lindo que la película tenga ya su “nacimiento” y que vaya sola. Me emociona un montón.

—¿Cómo sigue el año de trabajo?

—Voy a estrenar una obra de teatro que dirijo con Leonora Balcarce y Lula Mangone, No te vayas con amor o sin él, de Norman Brisky, mi maestro. Además estoy arrancando con una productora, tengo algunos proyectos para cine, sigo con Sex, y también tengo tres hijas, la más chica tiene natación y la voy a llevar, es un mix de cosas, todas cosas lindas, así que estoy muy contenta.

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