Sophie Thatcher: “Me encantan los filmes de miedo”

Sophie Thatcher ha logrado sorprender a crítica y público con su reciente ­participación en Yellowjackets, donde encarna a Natalie joven y ahora suma un protagónico en Boogeyman: tu miedo es real, dirigida por Rob Savage, en donde encarna a una adolescente que debe lidiar con la pérdida de su madre y la reciente aparición de alguien extraño en su hogar. Con ella hablamos horas antes del estreno de la esperada adaptación de Stephen King.

—¿Te gustan las películas de terror?

—Me encantan los filmes de miedo desde que era joven. Siempre me gusta hacerlos, y además veo todos los filmes de horror que salen.

—¿Tenés alguna película favorita? ¿De esas que ves una y otra vez?

—Exterminio, de Danny Boyle, y El laberinto del Fauno.

—¿Qué fue lo que más te atrajo a Boogeyman: tu miedo es real?

—El hecho de que es Stephen King es increíble, él es un héroe en este mundo. Después de haber conocido a Rob Savage, el director, nos ­contamos muchas referencias ­específicas. Y pensé, este chico tiene un gusto muy bueno. También es muy serio sobre el tema y apasionado. Y quiso ser colaborativo y hacer un película especial, pero también basada en la familia, no solo en Boogeyman.

—¿Y cuál fue el mayor desafío de interpretar a Sidney?

—Creo que hay mucho, es una joven que va por todo y hay tantas piezas que fue emocionante. Trabajé mucho en ella para que se sienta graciosa y que no está tan lejos o forzada. Siempre es difícil como actores lograr eso, solo querés sentirte orgánica y no como si estuviera contraria a eso o como si hubiera ganado todo al final, como si hubiera agarrado coraje para, en realidad, levantarse y luchar contra el antagonista.

—Antes de que el director diga acción, ¿te preparás? ¿Cómo lo hacés?

—Aprendí en esta película a controlar mi respiración, ser consciente de ello, para controlar mis emociones, subir y bajar, antes de que digan acción, porque no podés solo actuar esos altibajos, y en este caso en que el director sumaba acciones para sorprenderme. Le pedí a él que lo hiciera. Tiraba libros contra la pared y yo decía: “¡Ah!”, e inmediatamente entraba en ese modo.