Wanda Nara, en la búsqueda de un mejor futuro
La mujer, ya separada, tomó las riendas de su futuro y se prepara para iniciar una actualidad en una casa parisina. Además, regresa a la televisión con una fuerte apuesta.
De forma reciente, Wanda Nara descubrió que su esposo, Mauro Icardi, mantenía chateos subidos de tono con la actriz Eugenia Suárez. Luego de una distancia prudencial y una demanda posterior de divorcio, la pareja se dio una nueva chance para dejar atrás este mal trago y volver a empezar. Sin embargo, a pesar de las disculpas públicas de este hombre y la vuelta a la convivencia, la bomba volvió a estallar cuando un amigo de la China envió un correo a la empresaria engañada y le hizo saber que fueron más que un par de intercambios epistolares digitales.
Es más, su esposo y la tercera en discordia mantuvieron una cita en París, se alojaron en un hotel carísimo y se obsequiaron presentes de primera línea. El cómplice para poder llevar a cabo la aventura habría sido el esposo de Zaira Nara, que actuó como mediador.
Tras esta nueva explosión, Wanda nuevamente viajó con rumbo a Milán junto a sus amigos e hijas menores para trabajar en su línea cosmética y textil. Eligió comunicar a través de su colega, Yanina Latorre, la decisión que tomó respecto a su pareja.
Sucede que anunció por medio de su interlocutora que está separada y en plena búsqueda de una casa que alquilará para vivir con sus cinco hijos. Vale mencionar que los tres mayores, Valentino, Benedicto y Constantino son fruto de su primer matrimonio con el futbolista Maxi López mientras que Isabella y Francesca nacieron del amor con su segundo marido, Mauro Icardi. Por otra parte, también dijo que estaba cansada, que no quería saber más nada de todo este escándalo pero no puede hacer nada con la cantidad de información nueva que comenzó a circular sobre el affaire de su compañero de vida. Ya estarían tramitando la división de bienes valuadas en setenta millones de euros que sería repartida en partes iguales.
Por otra parte, la mujer se quedaría con la marca sembrada por el deportista debido a que es su representante desde el inicio de su relación conyugal.