Yoko Ono cedió la gestión de las empresas a su heredero

La artista plástica de 87 años padece las secuelas de un ACV y su movilidad se encuentra reducida. Ahora, delegó las finanzas familiares a Sean, el hijo que tuvo junto a John Lennon.

El flechazo entre la artista plástica e integrante del grupo Fluxus, Yoko Ono, y John Lennon fue inmediato, uniéndolos en cuerpo, alma y otros tantos proyectos. Además, juntos le dieron la bienvenida a Sean, su hijo en común.

La familia habitó un departamento de 9 habitaciones en un edificio llamado Dakota, ubicado en el corazón de New York, Estados Unidos. Sin embargo, la felicidad se hizo añicos cuando en 1980 John fue asesinado por un fanático en la puerta de su hogar.

Tras este suceso, ella tomó las riendas de la empresa familiar, encargándose de administrar y gestionar la obra artística del difunto. A su vez, creó otras entidades a modo de inversión financiera.

De forma reciente, Yoko sufrió un accidente cerebrovascular, por lo que permaneció internada con el fin de reestablecerse físicamente, dadas las complicaciones neurológicas y motrices padecidas.

A pesar de la rehabilitación, no logra transitar por sus propios medios; utiliza una silla de ruedas y es atendida por personal de salud durante las 24 horas del día.

Debido a la lamentable situación, la mujer delegó la dirección de 8 empresas a su único hijo. Entre las entidades se destacan Apple multimedia (que tiene en su haber 47 millones de libras esterlinas); Lensolo, que administra los trabajos solistas de John; la productora Maclen, que publica los contenidos en Estados Unidos y Subafilms, la incubadora audiovisual de cintas musicales.

Es menester aclarar que el artista fallecido tiene un primogénito, fruto de su primer matrimonio, llamado Julian. En más de una oportunidad, Lennon realizó comentarios poco felices alegando que este fue un embarazo no buscado mientras que el segundo fue más que deseado.

Antes de su muerte, creó un fideicomiso de 131.000 libras esterlinas para que el mayor pudiera heredar siempre y cuando no hubiera más descendientes. Pero al existir un integrante más, fue necesario repartir la suma monetaria.

Lo triste es que Julian fue excluido de la herencia de su papá que ascendía a una fortuna estipulada en 300 millones de dólares cuyos beneficiarios serían Yoko e hijo.

Ante las circunstancias, en 1996, el mayor lideró una batalla judicial para reclamar lo que le pertenece. Lejos del perfil me­diático, los implicados llegaron a un acuerdo en privado que oscilaría entre los 25 millones de dólares, sumado a ciertas propiedades ubicadas entre Estados Unidos e Inglaterra.

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