Algunas de las joyas más caras del mundo

Un listado de alta cotización: desde el diamante de Wittelsbach-Graff, hasta el collar de una boda real convertido en fetiche.

En las páginas de los catálogos, las joyas siguen ocupando un lugar privilegiado. Valoradas desde tiempos inmemoriales, las piedras preciosas se transformaron en pulseras, collares, pendientes, relojes o anillos y construyeron su propio canon en las subastas de todo el planeta. Desde un diamante hallado en las lejanas minas de África, hasta las cuentas de jade verde que fueron el objeto fetiche de una boda real.

Formado por 27 cuentas de unos 15 milímetros de diámetro de jade color verde translúcido, el collar Hutton-Mdivani fue un encargo de Frank Winfield Woolworth a la joyería Cartier. El objetivo: regalárselo a su hija, Barbara Hutton, para su boda con el príncipe Alexis Mdivani de Georgia. A las cuentas, que habían pertenecido a una casa imperial china del siglo XVIII, Cartier incorporó un broche de rubís y diamantes. Su precio fue de 27 millones y medio de dólares.

Conocido como “El incomparable”, este colgante fue creado en el año 2012 y tiene su propia historia. El diamante amarillo que es su centro fue hallado por una pequeña niña, mientras jugaba entre los escombros de una mina. El diamante pasó de sus manos a las de su familia y de allí al museo Smithsoniano de Washington DC. Luego, después de un meticuloso trabajo de joyería, la compañía Mouawad lo montó en un marco de oro rosa de 18 quilates y lo acompañó por 90 diamantes blancos con un peso de 230 quilates. Su precio alcanza los 55 millones.

A pesar de ser un reloj pulsera, el Graff Diamonds Hallucination se considera una joya por su cantidad de piedras preciosas. Diseñado y fabricado por la empresa londinense Graff Diamonds, una de las más prestigiosas del mundo, está cubierto por un caleidoscopio de 110 quilates de diamantes extraños y colores elegantes. Es, por lejos, el reloj más caro del mundo: 56 millones de dólares.

El anillo Pink Star es una celebridad en sí mismo. La piedra rosada fue extraída por el grupo De Beers en África: un diamante en bruto de 132,5 quilates que, antes de ser montado, tomó su forma oval y su peso de 59,6 quilates. El 4 de abril de 2017, fue vendido por 71 millones de dólares en la filial Sotheby de Hong Kong.

Finalmente, el puesto número 1 es para el Diamante Wittelsbach-Graff: una piedra color azul profundo que, tal como se cree, fue encontrada en el reino indio de Goloconda. El rey español Felipe IV lo compró para su hija, y el diamante se encontró más tarde en Augsburgo. Más precisamente, en la casa de la dinastía Wittelsbach. Pasó por las manos del joyero Laurence Graff, y en 2011 fue vendido a la familia real de Qatar por 80 millones de dólares.

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