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Así fue la experiencia de la sonda Juno para soportar la radiación espacial

Pertenece a la NASA y fue lanzada en 2011 hacia la órbita de Júpiter, el entorno de mayor radiación de todo el Sistema Solar.

Una verdadera odisea fue la que ­atravesó en los últimos años la sonda espacial Juno, que orbita al planeta Júpiter desde 2016, en una de las zonas de mayor radiación de todo el Sistema Solar.

Se trata de una sonda de la NASA que partió desde la Tierra en 2011 y desde hace seis años sobrevuela Júpiter a una corta distancia, aunque su misión también incluye hacerlo con algunas de las lunas del planeta.

La Juno obtiene energía para sus sistemas de a bordo de paneles solares, todo un reto debido a que su distancia al Sol es cinco veces mayor que la que separa a este de la Tierra, según explicaron desde la agencia espacial.

El mayor desafío tiene que ver con soportar el entorno, que es uno de los de mayor radiación y tremendamente mortal para el ser humano. Por eso, para proteger a los sistemas más vulnerables generaron una especie de coraza que funciona como protectora, aunque no al cien por ciento.

Esto quedó demostrado hace algunos días, específicamente el 14 de diciembre, cuando realizó el sobrevuelo número 47, y el enlace de envío de datos al control en la Tierra se interrumpió inesperadamente.

Según relataron, era imposible acceder directamente a la memoria donde la nave había almacenado los datos científicos ­recogidos durante el sobrevuelo y todo apuntaba a que la sonda había sufrido un pico de radiación al volar a través de un sector particularmente peligroso de la magnetosfera de Júpiter.

El personal del centro de control de la misión en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA logró reiniciar con éxito la computadora de la nave y tres días después pusieron la Juno en modo seguro, un estado de precaución en el que solo funcionan los sistemas esenciales.

Finalmente, desde ayer, las operaciones para recuperar los datos recolectados durante el sobrevuelo comenzaron a dar resultados positivos y el equipo reanudó la descarga de los datos científicos.

La NASA señaló que, al momento, no hay indicios de que los datos recolectados durante el máximo acercamiento a Júpiter y a una luna del planeta situada en una zona también peligrosa por su radiación se hayan visto afectados. En tanto, quedaron a la espera de que el resto de los datos se envíen a la Tierra en los próximos días, y de ese modo dejar todo listo para el próximo sobrevuelo de Juno a Júpiter, que tendrá lugar el 22 de enero de 2023.

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