cultura

Carlos Luis Spegazzini un sabio por las calles de La Plata

Fue un naturalista que descubrió cerca de 3.000 especies vegetales. Si bien nació en Italia, la ciudad fue su lugar en el mundo.

Sus primeros descubrimientos fueron referidos a los hongos parasitarios en la vid, que estudió en la región piamontesa. Pero a los 21 años, su espíritu científico lo trajo a Sudamérica, donde imaginaba un ámbito natural mucho más rico y enigmático para estudiar. El lugar elegido fue Brasil, pero hacia 1879 la fiebre amarilla estaba causando estragos en ese país, por lo cual decidió radicarse en Argentina.

Fue aquí donde Carlos Luis Spegazzini conoció a María de la Cruz Rodríguez, una aborigen del Chaco paraguayo, con quien se casó y tuvo 11 hijos. Tanto los varones como las mujeres tenían algo en común: el padre quiso “beneficiarlos” poniéndoles como uno de sus nombres algún elemento de la serie etilénica de hidrocarburos. Por ejemplo, su hija Carolina, la mayor de todos los hermanos, destacada farmacéutica y botánica egresada de la Universidad Nacional de La Plata, tuvo como segundo nombre Etile. Su hijo botánico no tuvo mejor suerte, entre el Carlos y el Luis lució el nombre de Propile.

Ya radicado en nuestro país, comenzó a publicar sus investigaciones en los Anales de la Sociedad Científica Argentina, siendo su primer hongo descripto el Agaricus platensis, homenaje anticipado a nuestra ciudad que aún no existía, pero de cuyo grupo fundador formó parte activa. Armaba herbarios de ­hongos, utilizando la siguiente técnica: los secaba al aire libre sin prensar, para luego guardarlos en bolsas de papel. Como los ­hongos ­contienen tanta agua, al secarse ­cambian su forma, se encogen y arrugan, motivo por el cual Spegazzini realizaba muchas ­anotaciones en sus cuadernos de campo en el momento de la recolección (tamaño, color, forma, textura), pero también realizaba numerosos dibujos en los sobres donde los conservaba.

En 1881 se sumó a la expedición capitaneada por Giacomo Bove a fin de hacer un estudio de las costas de la Patagonia, relevar faros y balizas, y adquirir un mayor conocimiento del suelo y la fauna. Como en una novela de Julio Verne, la goleta encalló y fue derribada de lado por efecto del viento y la marea. ­Spegazzini salvó su cuaderno de notas, llevándolo a nado hasta la costa. Como resultado de esa experiencia, descubrió y catalogó 1.108 especies, de las cuales 461 pertenecían al reino de los hongos.

Formó parte de la comisión técnica que debía elegir el lugar donde luego se construyó la ciudad de La Plata. Se radicó aquí en 1884, participó de la fundación de la Universidad Provincial de La Plata –que en 1905 se convertiría en Universidad Nacional– y ejerció la docencia en Ciencias Naturales. Fue el encargado de organizar y supervisar la plantación de árboles en el Paseo del Bosque.

La imponente colección de especies que Carlos Spegazzini logró armar a lo largo de los años y las expediciones llegó a 2.000 ­ejemplares nuevos de la Argentina, 1.000 de Chile y 600 entre los descubiertos en Brasil y Paraguay. Para tener una medida de su monumental tarea, cabe aclarar que, previo a sus investigaciones, solo se conocían 50 especies de la flora micológica argentina. Era amigo de Florentino Ameghino, con quien compartía salidas por los alrededores de la ciudad de La Plata: uno buscaba fósiles, mientras que el otro recolectaba ejemplares para sus herbarios.

Amaba a los pájaros, en el gran patio de su casa tenía varios papagayos que solían apoyarse en sus hombros. El 28 de julio de 1916 participó de la reunión que dio origen a la Sociedad Ornitológica del Plata, hoy ­conocida como Aves Argentinas, junto a Eduardo Holmberg y Ángel Gallardo, entre muchas otras figures destacadas de la ciencia y el estudio de la naturaleza de aquellos ­tiempos.

Murió en nuestra ciudad, el 1° de julio de 1926. En su testamento legó al Museo de ­Ciencias Naturales de La Plata sus colecciones e instrumental científico, con el propósito de que se fundara un instituto botánico que ­llevara su nombre. Este, que actualmente está en calle 53 n° 477, donde vivía Carlos ­Spegazzini, fue inaugurado en 1930. También lleva su nombre el Museo de Botánica de la ciudad, así como la calle 116, numerosas ­especies vegetales –como el cactus Rebutia spegazziniana y la Mimosa spegazzinii–, un glaciar en Santa Cruz, una calle en el barrio porteño de Almagro y una localidad de la provincia de Buenos Aires.

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