Comida de lujo: la carne bañada en oro de 24 quilates

El metal precioso forma parte de la oferta gastronómica de los restaurantes más exclusivos y despierta el interés de muchos comensales, que tienen la posibilidad de probar cuál es el sabor del ingrediente más costoso del mundo.

Impactante, inimaginable y real. No se trata de un plato de oro, de una copa, ni mucho menos de los cubiertos. Hablamos de la comida, de una porción de carne que brilla sobre la mesa y que cada vez es más pedida por personas que pueden darse ese gusto tan extraño como costoso.

La idea de innovar en la cocina no es nueva y, si de seducir al público se trata, cada detalle suma para que el plato sea más atractivo. El oro comestible, sinónimo de estatus y poder social, llegó para quedarse y formar parte de una experiencia en la que muchos se anotan para poder indagar.

Para su preparación se utilizan pepitas de oro que son fundidas en un crisol a 1.200 grados centígrados y prensadas en láminas delgadas, que simulan la apariencia de una hoja de papel. Esas láminas son empalmadas y batidas para disminuir al máximo su espesor. Luego se corta en cuadrados y se coloca entre superficies plásticas, para continuar con un proceso de batido.

En la gastronomía no se trata de algo nuevo. Los habitantes del Antiguo Egipto añadían partículas de oro a sus platos con el objetivo, según sus creencias, de que les mejoraría la salud. En China también fue utilizado en el campo de la medicina tradicional.

Uno de los encargados de dar el puntapié inicial en la carne dorada en estos tiempos fue el excéntrico chef turco Nusret Gökçe, dueño del famoso restaurante Nusr-Et, que ya cuenta con varios locales en el mundo.

Su creciente fama surgió por su particular forma de arrojar la sal sobre la carne, la cual desparrama y deja caer con suavidad. Esa impronta es la que invita a hacer a todas las celebridades que visitan su negocio. El precio aproximado de un bistec dorado ronda los 1.000 euros.

El reconocido chef, que asegura que lo suyo se trata de un arte, posee una historia de vida muy particular, con una infancia en la que la ostentación y la riqueza parecían algo lejano e imposible.
Apodado “Salt Bae”, nació en Turquía en 1983. Su padre trabajó como minero y, debido a los problemas económicos de su familia, debió abandonar la escuela en sexto grado para comenzar a trabajar como ayudante de una carnicería en Estambul, donde en 2010 abrió su primer restaurante.

A pasos agigantados, su fama fue creciendo a lo largo del planeta y varias cadenas de su salón de comidas se inauguraron en Dubái, Abu Dabi, Nueva York, Doha, Miami, Mykonos y Ankara. Tal vez por curiosidad, muchos se acercan para degustar sus carnes bañadas en oro de 24 quilates.

Hoy en día, pese a las críticas y halagos, Nusret se convirtió en el chef más famoso del mundo. En su red social de Instagram, seguido por 33 millones de personas, tiene fotos y videos con personajes mundiales como Maradona, Messi, Federer y Di Caprio.

La pasión por las comidas bañadas en oro existe y, en algunas ocasiones, en vez de invertirlo en los bancos, algunos privilegiados deciden apostar por un buen plato.

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