Cómo darnos cuenta de las amistades tóxicas y mejorarlas

Falta de reciprocidad y condicionamientos son las características de estas relaciones. Cómo cambiar estos vínculos y convertirlos en algo más saludable para ambas partes.

"Una de las características fundamentales para advertir si una amistad es tóxica es la presencia de palabras, sentimientos y acciones que operen en contra de la libertad de ser. Todo condicionamiento es lo opuesto al amor, es violencia”, aseguró Pablo Melicchio, psicólogo, escritor y docente. Además, también que “las amistades tóxicas, como las parejas y otros vínculos enfermos, suelen expresar celos, ira, intentan generar culpa y limitar las acciones que sean por fuera del campo de su supervisión”.

Por otro lado, Paola Aquino, psicóloga y docente, enfatizó que estas personas suelen señalar las inseguridades y debilidades del supuesto amigo, además de generar malestar y nerviosismo; como así también que uno de sus signos más visibles es la ausencia de reciprocidad, lo cual en algún momento deriva en una lógica decepción.

“La dinámica de la relación fue casi siempre así: mucho de un lado y poco del otro. Mientras que yo me mostraba dispuesta a escuchar una y otra vez sus pesares, cuando yo necesitaba un oído ella siempre ponía una excusa para no estar”, recordó una mujer que se distanció hace poco de quien creía su amiga.

Pero, ¿por qué permanecer allí?

A pesar del dolor y la incomodidad que generan estos vínculos puede suceder que salirse de ellos o buscar un cambio no resulte sencillo. “Hay vínculos más simples, amistades superficiales con las que se puede tomar distancia para que no nos dañen; pero cuanto más intenso es el vínculo con una persona, por ejemplo con un amigo o amiga de muchos años, es mucho más difícil correrse, salir del circuito tóxico y violento”, aseguró Melicchio.

El psicólogo explicó que “cuanto más afecto, más nos afecta. Además, las víctimas quieren creer, quieren confiar, tienen cierta esperanza o incluso se mienten para seguir, para darle una oportunidad a la persona querida, o por miedo a estar solos y lo que pueda suceder. La violencia genera miedo”.

Aquino agregó que aquí la presencia de la autoestima es decisiva. El no sentirse seguro con uno mismo, señaló, hace que se mantengan estos vínculos que, finalmente, “no pueden sostenerse por mucho tiempo”, aún ante la amenaza del miedo a la pérdida y la soledad.

Los límites: la clave

Si bien lo dañino de estas relaciones puede modificarse, para ello hace falta no solo detectar estas actitudes nocivas, sino también dialogar para establecer un límite. Según Aquino, para que estos vínculos cambien es imprescindible fortalecer nuestra autoestima, poner freno y analizar qué permitimos y qué no.

Por su parte, Melicchio sostuvo que “es fundamental detenernos a pensar, preguntarnos cómo nos sentimos con esa persona, si hay un ida y vuelta profundo, si nos sentimos bien o no y si crecemos libremente o nos estamos limitando”. Una vez que se reconoce eso que daña a los demás, aceptando y trabajando el malestar, “puede iniciarse el camino del cambio positivo”, afirmó. Y aclaró: “Cuando más tempranamente se detecten los síntomas, menor posibilidad de que el vínculo se torne más patológico”.

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