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¿Cómo nacieron los sistemas de escritura abreviada?

La taquigrafía fue el primer modo de transcribir un discurso a la misma velocidad en que es emitido y, como tantas cosas, tuvo su origen en la Antigua Roma.

Una vez que la humanidad inventó el arte de la escritura, comenzó a meditar en la utilización de signos para abreviarla, que servían para consignar manifiestos, tratados, cartas, artículos, etc. Asimismo, las crecientes actividades financieras reclamaban un nuevo registro. En ese sentido, la taquigrafía se erigió como el primer sistema de escritura rápida que permitía transcribir un discurso a la misma velocidad a la que se hablaba. Para ello se empleaban abreviaturas y caracteres especiales para representar letras, palabras y frases.

Los egipcios y los hebreos, entre otros pueblos, ya habían desarrollado incipientes sistemas de escritura abreviada. Sus orígenes se remontan a la época del historiador griego Jenofonte, que se valió de la taquigrafía para transcribir la vida de Sócrates. No obstante, en Roma no tardó en manifestarse la necesidad de disponer de una escritura rápida para registrar los acontecimientos. Y allí aparece la figura de Marco Tulio Cicerón: helenista, defensor de la patria romana, republicano, que reunía todos los privilegios derivados de la cuna y de la fortuna.

Según el historiador y filósofo griego Plutarco, el emperador había ordenado a sus más expertos escribientes que recopilaran lo hablado por medio de determinados signos pequeños y breves, los cuales tenían el valor de muchas letras. De modo que el precursor de la actual taquigrafía fue un esclavo de Cicerón, nacido en la casa del padre del célebre orador, llamado Tirón, a quien el emperador distinguió con un trato especial y le profesaba gran estima, que se manifestaba en la relación epistolar que mantuvo con su insigne colaborador.En definitiva, Tirón desarrolló un sistema de escritura que permitió recoger textos de cartas y discursos con una exactitud sin precedentes. Finalmente, Cicerón premió a su fiel esclavo otorgándole la libertad. Con el tiempo las “notas tironeanas” se enseñaron en las escuelas y vista su utilidad se hicieron de uso general, y sirvieron para dictar no ya discursos y cartas, sino libros enteros.

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