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El Conicet busca mejorar las estrategias del control del dengue

Expertos dieron cuenta de que las larvas de Aedes aegypti también pueden obtener oxígeno del agua, a diferencia de lo que se creía.

Investigadores del Conicet informaron en las últimas horas que a diferencia de lo que se creía hasta la fecha, las larvas de Aedes aegypti, el mosquito vector de los virus del dengue, del zika y del chikunguña, no solo respira oxígeno atmosférico, sino que también es capaz de obtener oxígeno del agua. Con estas nuevas informaciones, el equipo a cargo indicó que se podrán mejorar el diseño de estrategias destinadas a interferir con la proliferación de ese insecto.

Agustín Álvarez Costa, uno de los primeros autores del trabajo, expresó al respecto de la investigación: “El resultado de nuestro estudio es muy novedoso porque históricamente y en la mayoría de los libros de biología se dice que las larvas de Aedes aegypti respiran únicamente oxígeno atmosférico. Nuestro trabajo aporta evidencia útil para las estrategias de control de este mosquito”. Dentro de la investigación, se procedió a analizar experimentalmente el consumo de oxígeno bajo distintas condiciones, permitiendo así demostrar que las larvas completamente sumergidas pueden realizar intercambio gaseoso con el medio acuático a modo de supervivencia. “Las larvas son acuáticas y hasta el momento se sabía que su respiración se daba a través del intercambio de oxígeno con el aire. Esto implica que las larvas de mosquito deben estar en contacto con la superficie del agua. Siguiendo esta lógica, algunos métodos de control buscan evitar este contacto, haciendo que las larvas permanezcan sumergidas. Nuestro trabajo indicaría que estos métodos no serían tan efectivos como se pensaba”, añadió Álvarez Costa.

Para llegar a estos resultados, el equipo aseguró que sumergieron en agua durante varios días larvas sin acceso al aire, aunque anunciaron que de cara al futuro, próximos trabajos tendrán que estudiar cuál es el mecanismo empleado por las larvas para obtener el oxígeno de esta manera. “Si bien las larvas sumergidas a 35°C vivían poco, alrededor de 10 días, en condiciones de 25°C llegaban a vivir alrededor de 30 días, y a 15°C llegaron a vivir más de 50 días”, agregó el líder de la investigación, quién luego concluyó: “Sería interesante replicar los experimentos que hicimos en otros mosquitos como los Anopheles o los Culex, vectores de enfermedades como la malaria y el virus del Nilo”.

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