CULTURA

El día que se conocieron Julio Cortázar y el Gato Barbieri

El escritor y el músico se admiraban mutuamente, pero no se conocían en persona.

Julio Cortázar estaba con camisa verde oliva y cigarro negro en mano. Había venido al país a presentar su novela El libro de Manuel, y participar del jurado de un concurso literario. Tenía un dato equivocado: le habían dicho que el Gato Barbieri le había puesto música a El perseguidor. Osías Wilensky había filmado ese cuento, con el papel protagónico a cargo de Sergio Renán; pero la música la había realizado Rubén Barbieri, el hermano del Gato. Fue en el Hotel Alvear donde Cortázar descubrió su error. Estaba presente en la reunión el director de cine brasileño Glauber Rocha, para quien el Gato Barbieri había escrito la música de la película Dios y el Diablo en la tierra del sol. Otro de los presentes era el actor Emilio Alfaro, amigo del Gato, y la esposa del músico, Michelle –quien estuvo durante toda la reunión tratando de matar las cucarachas voladoras que insólitamente habían invadido la suite, como en un cuento de Cortázar-.

“No soy ningún entendido, pero soy un tipo que escucha todo el jazz que puede”, dijo Cortázar. Barbieri quiso saber si Cortázar tocaba la trompeta. Cortázar admitió que lo hacía pero mal, y agregó: “Cuando estoy muy cansado, saco mi trompeta y es como oxigenar los pulmones”. Ambos coincidieron en que para hacer tanto música como literatura hace falta tener swing. Cortázar dijo: “Si usted lee algunos de mis cuentos, Gato, podrá ver que cada coma, cada palabra, nacen de una necesidad rítmica.

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