El perro más antiguo de América
El hallazgo de un fémur canino de hace más de 10.000 años generó nuevas hipótesis sobre la migración de los hombres.
Encontrados en el sureste de Alaska, los restos del perro más antiguo de América generan nuevas hipótesis alrededor de la migración humana hacia el continente. Se trata del fragmento de un fémur de unos 10.150 años que, según el estudio publicado por la revista especializada Proceedings of the Royal Society B, apoyaría la teoría de que estos animales pudieron llegar desde Asia viajando junto a los hombres.
“Nuestro perro primitivo del sureste de Alaska apoya la hipótesis de que la primera migración de perros y humanos se produjo a través de la ruta costera del noroeste del Pacífico, en lugar del corredor continental central, que se cree que solo fue viable hace unos 13.000 años”, señala Flavio Augusto da Silva Coelho, uno de los autores del artículo. En cuanto a su dieta, el análisis de los isótopos de carbono reveló que probablemente se alimentaba de pescado y restos de focas y ballenas.
De acuerdo al análisis del genoma mitocondrial realizado por la Universidad de Búfalo, el perro hallado en Alaska pertenecía a un linaje cuya historia evolutiva divergió de la de los perros siberianos hace 16.700 años.
El momento de esa separación, a su vez, coincide con un período en el que los humanos podrían haber migrado a Norteamérica por una ruta costera que incluía el sureste de Alaska. En ese sentido, el estudio “apoya la teoría de que esta migración se produjo justo cuando los glaciares costeros se retiraron durante la última Edad de Hielo”, dice Charlotte Lindqvist, bióloga de la Universidad de Búfalo.
Entre las hipótesis de la investigación, se refuerza la idea de que el sureste de Alaska podría haber funcionado como una especie de punto de encuentro sin hielo. La aparición del fémur canino parece revelar que esa temprana migración humana a través de la región podría ser mucho más importante de lo que se sospechaba.
“Como los perros están vinculados a la ocupación del espacio por parte de los humanos, nuestros datos ayudan a precisar no solo una fecha, sino también un lugar para la entrada de perros y humanos en las Américas”, señala Lindqvist.