Cultura
Jeanne Moreau, la gran dama del cine francés
Fue una de las actrices más reconocidas en el mundo del séptimo arte, ganadora de algunos de los principales premios de la industria cinematográfica, incluyendo el Óscar. Pero, sobre todo, fue una personalidad apasionante.
Nació en París, el 23 de enero de 1928, hija de un francés dueño de un restaurante y de una inglesa que bailaba en el Folies Bergère. De niña mostró gran avidez intelectual, a los 13 años ya había leído toda la obra de Zola. De ahí provino su vocación de actriz: se deleitaba repitiendo en voz alta los párrafos que más le habían impresionado. Se los aprendía de memoria, y luego le pasaba el texto a su padre para comprobar si había omitido alguna palabra.
Debutó sobre un escenario a los 19 años, en el Festival de Aviñón, y tres años después ya era una de las principales actrices de la Comédie-Française. Llegó a la cima en 1958 con Ascensor para el cadalso, una película en la que compartió elenco con Lino Ventura y Gérard Depardieu, y cuya banda musical fue compuesta por Miles Davis. Una historia en la que una mujer, con la complicidad del amante, organiza minuciosamente el asesinato de su marido. Allí se comprobó el gran poder de seducción de esta actriz capaz de expresar todos los matices del alma humana. Ese potencial expresivo, combinado con una gran belleza, la hacía única, y así lo entendió François Truffaut cuando la convocó para protagonizar, en 1962, Jules y Jim. A partir de allí, muchos grandes quisieron dirigirla: Michelangelo Antonioni, Luis Buñuel, Wim Wenders, entre otros.
A los 74 años se puso en la piel de su amiga, la novelista Marguerite Duras, autora, entre otros grandes libros, de Hiroshima mon amour. Se conocieron en 1957, cuando la actriz quiso comprarle los derechos de uno de sus libros, Los caballitos de Tarquinia, para llevarlo al cine. La actriz estaba interpretando por entonces La gata sobre el tejado de zinc caliente, de Tennessee Williams, en una puesta en escena de Peter Brook. La escritora la recibió en la cocina, donde tenía la máquina de escribir. Bajaron a una fiambrería a comprar salchichón, y compartieron las primeras botellas de vino. Acabaron la noche en un salón donde se bailaba flamenco. Los caballitos de Tarquinia, nunca se hizo, pero en cambio Marguerite Duras escribió el guion de Moderato cantabile, película por la que Jeanne Moreau ganaría el premio del Festival de Cannes como mejor actriz.
En 1960, mientras rodaba La noche en Milán, fue seducida para siempre por la belleza melancólica de Marcello Mastroianni. “Es gracioso –dijo Jeanne Moreau en una entrevista que le hizo la televisión francesa–, que parezca que nunca nos hemos separado. Estuvimos muy enamorados”. Y pese a que tenía estándares muy altos para comparar, ya que había sido pareja de Alain Delon, agregó: “Marcello fue el hombre más seductor que conocí en mi vida”. En otra entrevista dijo: “Me encantaría vivir en una casa con el hombre que amo, y donde hubiera suficientes habitaciones para todos los hombres que amé. Viviríamos juntos y felices”.
El paso de los años no disminuía el magnetismo que producía en cámara, como se advierte en películas como Nikita, El amante, o en su aparición en la película para TV Catalina la Grande, con Catherine Zeta-Jones como protagonista.
Tuvo una muy reconocida militancia feminista. En 1971 firmó el llamado “Manifiesto de las 343”, publicado en la revista Le Nouvel Observateur, en el que 343 mujeres que habían tenido un aborto reclamaban la legalización de esa práctica.
La música fue otra de sus pasiones. Y la ejerció con gran profesionalidad, aplicando también a la música su lema: “Mi profesión es mi vida”. Grabó discos e hizo numerosas actuaciones en distintas partes del mundo, llegando a cantar con Frank Sinatra, en el Carnegie Hall, en 1984.
Sharon Stone dijo alguna vez que Jeanne Moreau era su modelo de actriz, y le organizó en 1998 un homenaje en el Samuel Goldwyn Theater, sede de Hollywood en Berverly Hills. Orson Welles, quien la dirigió en dos oportunidades, la calificó como la “mejor actriz del mundo”. Fue la primera actriz francesa en ser portada de Time. Doctora Honoris Causa en la Universidad de Lancaster y en la de Nueva York. El gobierno de su país la condecoró con la Legión de Honor, la Orden Nacional del Mérito, y fue la primera mujer académica de Bellas Artes en la historia de Francia. Murió en su casa de París, el 31 de julio de 2017, a los 89 años.