Cultura

John Steinbeck y la crudeza de los Estados Unidos

El Premio Nobel de Literatura inspiró y escribió varias historias inolvidables para la pantalla grande que pusieron al país norteamericano al desnudo.

Nació el 27 de febrero de 1902, en California, en un erial polvoriento que sería el escenario de su obra más conocida, Las uvas de la ira, título que surge de uno de los tramos de la novela: “En los ojos de los hambrientos hay una ira creciente. En las almas de las personas, las uvas de la ira se están llenando y se vuelven pesadas, listas para la vendimia”. La pobreza lo obligó a dejar sus estudios universitarios y a desempeñarse en distintos oficios: obrero, campesino, albañil y vigilante nocturno. Recién pudo dedicarse de lleno a la literatura a los 33 años, con el éxito de su libro Tortilla Flat, una novela picaresca que sería llevada al cine por Victor Fleming, con las actuaciones de Spencer Tracy y Hedy Lamarr.

Por el mar de Cortés es su primera incursión cinematográfica como guionista. Cuenta el viaje que en 1940 hizo con un biólogo amigo, durante seis semanas, en un barco sardinero, recorriendo desde la bahía de Monterrey hasta el golfo de California.
En 1944, colaboró con Alfred Hitchcock en el guion de Náufragos, una historia que transcurre en un bote que contiene a los sobrevivientes de un barco que ha sido torpedeado por un submarino alemán. Sobre la frágil estabilidad de ese bote sucederá el drama de personas heterogéneas, que tienen que convivir en una situación extrema.

Durante la Segunda Guerra Mundial publicó La luna se ha puesto, una tensa alegoría de la ocupación nazi en Noruega, nada menos que la constatación de que la guerra es traición y odio y náuseas y cansancio. Y, sobre todo, muerte. Pese a todo, la novela no es pesimista porque sobrevuela la certeza de que “la luna siempre vuelve a salir para los pueblos que resisten”. Este libro también fue llevado a la pantalla, en 1943, con un elenco en el que figuran Lee Cobb y Natalie Wood.

James Dean era apenas “Jimmy”, un actor de 23 años, cuando fue convocado por Elia Kazan para hacer el papel del solitario personaje principal en Al este del Edén, película basada en la novela de John Steinbeck y que es una interpretación alegórica del relato bíblico de Caín y Abel. Un año después, James Dean –quien por esa película sería nominado al Óscar– moriría en un accidente conduciendo su Porsche Speedster. John Steinbeck volvió a trabajar con Elia Kazan escribiendo el guion de Viva Zapata, una exitosa película que cuenta con las actuaciones de Marlon Brando, quien ganaría el premio a la mejor actuación en el Festival de Cannes, y Anthony Quinn, galardonado con el Óscar como mejor actor de reparto.

Steinbeck, fiel a sus orígenes, siempre tuvo un fuerte compromiso social. En Los vagabundos de la ­cosecha puso el foco en la situación de los granjeros que, por culpa de una sequía que asoló el medio oeste de los Estados Unidos, tuvieron que lanzarse a los caminos polvorientos del país para ofrecerse como trabajadores temporarios para la cosecha. Su minuciosa tarea como periodista le permitió documentarse en profundidad de los temas que luego trataría ficcionalmente y que, llevados a la pantalla, alimentaron la tradición del cine social.

Viñas de ira fue la traslación cinematográfica de su libro más célebre. La dirección fue de John Ford, y el papel protagónico estuvo a cargo de Henry Fonda. Es quizá la mejor adaptación que se haya hecho de un libro de Steinbeck. Esa familia de campesinos que por el crack del 29 y la voracidad de los bancos tiene que irse de sus tierras para buscar suerte en otra parte donde son tratados como forasteros tiene un admirable tempo narrativo y parlamentos inolvidables que, pese a haber sido escritos en 1939, conservan una enorme vigencia. El final de la historia es imposible de olvidar: la hija mayor, sumida en la peor pobreza, da a luz a un bebé muerto, y amamanta con su leche a un hombre que está agonizando por el hambre. La novela le valió a John Steinbeck el Premio Pulitzer en 1940 y, poco tiempo después, la prohibición y la calificación de “comunista”.

 

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