Jornada Mundial contra la Hepatitis: la importancia del test
El objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el año 2030 es erradicar el virus en todo el mundo. Piden a la población hacerse el estudio que solo tarda 24 horas.
Cada 28 de julio se celebra la Jornada Mundial contra la Hepatitis, enfermedad de origen viral que afecta a millones de personas a nivel global. Hay cinco tipos de hepatitis, clasificadas como A, B, C, D y E que pueden tener cura si son detectadas a tiempo para poder realizar un tratamiento. Por eso, los expertos piden a los pacientes hacerse los testeos correspondientes.
“En Argentina, con respecto a las hepatitis estamos mejor que en otras épocas. Con la hepatitis B tenemos acceso a los tratamientos y en los últimos tiempos se pudo erradicar en gran parte de la población. Sin embargo hay que hacer rastreos en busca de quienes puedan padecerla, pero estamos mejor. Es importante saber que hay acceso al tratamiento y que si tienen síntomas o antecedentes, deben concurrir a hacerse los tests”, dijo a diario Hoy la doctora Valeria Descalzi, jefa del servicio de Hepatología de la Fundación Favaloro.
En este sentido, las hepatitis del tipo B y C, afectan a 325 millones personas en todo el mundo y si pasan a la etapa crónica, traen infecciones que no son manifiestas y eso puede derivar en cáncer de hígado que, en el 60% de los casos, se descubre en un estadio avanzado.
“El tratamiento de la C es muy simple y dura unas 8 semanas, se administran una o dos pastillas y se cura en el 90% de los casos. En la hepatitis B, cuando desarrollan una de tipo crónico es más largo, también se suministran pastillas pero el virus es más difícil de erradicar, por eso puede durar más de un año, pero el paciente no sufre ningún efecto”, señaló la especialista.
En ese orden, el objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el año 2030 es erradicar totalmente las hepatitis a nivel global, pero para ello es fundamental contar con una fuerte campaña de difusión y que haya conciencia en la población que se puede llegar a necesitar un trasplante o padecer cáncer de hígado.
“En nuestro país, para la A y la B hay vacunación desde 2005 de forma obligatoria, pero hay muchos adultos que no están vacunados y están infectados sin saberlo. Con una infección crónica, después de años y con la inclusión de diferentes factores, como el hígado graso o el consumo de alcohol, pueden terminar en una hepatopatía crónica y cirrosis. Los pacientes curados no vuelven a infectarse, los que logran la curación desarrollan anticuerpos que duran de por vida y no se van a infectar con el mismo virus”, detalló Descalzi.